Un asalto por parte de dos ladrones audaces tuvo lugar en la granja Shaw, justo al lado de la lujosa residencia de Guillermo y Catalina, conocida como villa Adelaida, en Windsor. Este robo, que ocurrió en la oscuridad de la noche del 13 de octubre, ha dejado a muchos en estado de shock, especialmente porque la familia real estaba durmiendo en el momento del incidente.

Según informes de The Sun, los ladrones, que parecían estar familiarizados con la geografía del parque de Windsor, lograron superar la valla de protección y entraron en uno de los edificios de la granja. Durante su arriesgada operación, sustrajeron un vehículo comercial, un pick-up negro de Isuzu, y una moto tipo quad. La Policía local fue alertada de lo sucedido a las 23:45 horas, pero los intrusos ya habían desaparecido, dejando tras de sí el desecho de una valla derribada.

Es importante destacar que la villa Adelaida, donde residen los príncipes de Gales, se encuentra a solo unos cinco minutos en automóvil de la granja, aunque no hay indicios de que los ladrones tuvieran la intención de infiltrarse en su hogar. La seguridad en el parque de Windsor es alta; sin embargo, el incidente ha levantado preocupaciones sobre cómo los intrusos pudieron actuar sin ser detectados.

El castillo de Windsor, que data del siglo XI, ha sido el hogar de muchas generaciones de monarcas británicos y cuenta con vastos terrenos y propiedades. En cercanía a la granja Shaw se encuentra la mansión Frogmore, donde vivieron el príncipe Enrique y su esposa Meghan Markle hasta su decisión de separarse de la familia real, un hecho que continúa generando revuelo en la esfera pública.

Mientras tanto, en un giro más dramático, la Royal Lodge, otra de las residencias en el parque, es escenario de tensiones familiares sobre quién paga la seguridad. El rey Carlos III ha expresado su deseo de que su hermano, el príncipe Andrés, se mudara de la mansión, argumentando que los costos de seguridad son insostenibles. Sin embargo, se informa que Andrés ha conseguido los fondos necesarios para mantener su seguridad, tras su fallido intento de rehabilitar su imagen después de su relación con el infame Jeffrey Epstein.

Aunque el robo de los vehículos es inquietante, palidece en comparación con incidentes más severos de seguridad en el pasado. Recordemos el intento del perturbado Jaswant Singh Chail de asesinar a la reina Isabel II en 2021, o el alarmante incidente en 1982 cuando Michael Fagan logró entrar en el Palacio de Buckingham y se encontró cara a cara con la reina en su dormitorio.

Este último robo en Windsor resalta la fragilidad de la seguridad, incluso cerca de las casas más protegidas del país, y deja muchas preguntas en el aire sobre la seguridad de la familia real. La comunidad está a la expectativa de más noticias mientras las autoridades investigan este inquietante suceso.