A pesar de compartir el 98,5% de nuestro ADN, hombres y mujeres somos biológicamente diferentes en aspectos profundos. Estas diferencias no se limitan a los cromosomas, sino que afectan también nuestra salud mental, energía y bienestar. La antropóloga y divulgadora Izanami Martínez nos lleva a reflexionar sobre estas variaciones fundamentales en su participación en el pódcast ‘B3tter’.

Izanami enfatiza que tanto hombres como mujeres poseen características únicas que no se pueden atribuir exclusivamente a la cultura. Por ejemplo, menciona que el sistema límbico, responsable de la empatía, está más desarrollado en las mujeres, lo que no solo les brinda una mayor inteligencia emocional, sino que también les permite cuidar con mayor atención a los demás.

Con más de 1 millón de seguidores, Izanami comparte su perspectiva sobre la influencia de las diferencias hormonales en el comportamiento humano. "Somos complementarios, no opuestos", asegura, reiterando que cada género tiene sus fortalezas y debilidades debido a su biología.

La instructor de neurociencia nos recuerda que, mientras los hombres producen testosterona de manera constante desde la adolescencia, las mujeres pasan por ciclos hormonales que fluctúan semanalmente. Estos cambios no solo influyen en su energía, sino también en su estado emocional. La maternidad, por ejemplo, puede generar un fenómeno llamado 'matrescencia', donde las mujeres experimentan una transformación neuronal que les ayuda a adaptarse a su nuevo rol.

Izanami provoca la reflexión sobre el descanso, afirmando: "Una mujer tiene que dormir mínimo 10 horas para descansar lo mismo que descansaríamos un hombre durante 8 horas." Este descubrimiento revolucionario resalta que muchas investigaciones han estado sesgadas hacia los hombres, y los estudios recientes sobre mujeres han demostrado que sus necesidades de sueño son mayores debido a su compleja biología hormonal.

Además, resalta la sensibilidad de las mujeres al estrés: mientras que los hombres logran manejarlo mejor debido a su producción de energía desde los testículos, las mujeres, que derivan su energía de las glándulas hipofisarias, son más propensas a verse afectadas por situaciones estresantes. Esto no significa que los hombres no puedan experimentar altos niveles de estrés, pero suelen ser más resistentes en el corto plazo.

Este enfoque de Izanami invita a una reevaluación de las expectativas culturales sobre el descanso y el bienestar emocional. Al comprender mejor las diferencias biológicas entre los géneros, podemos encontrar métodos más efectivos para promover la salud y el bienestar en la sociedad actual.