(CNN) – Donald Trump está desatando su característico estilo polémico en el tramo final de las elecciones, sembrando una nube de confusión entre sus seguidores y críticos.

En una reciente serie de declaraciones engañosas, el expresidente ha acusado a la vicepresidenta Kamala Harris y a la administración de Joe Biden de las mismas irregularidades de las que se le culpa a él. Esto ha generado un clima de tensión en medio de la campaña, especialmente tras el reciente huracán Helene, donde Trump alegó erróneamente que el gobierno está desviando la ayuda humanitaria, a pesar de que él mismo desvió fondos de FEMA durante su mandato para implementar políticas de inmigración más estrictas.

A lo largo de su campaña, Trump ha repetido insistentemente que sus problemas legales son un ejemplo de interferencia demócrata, ignorando su propio intento de anular el resultado de las elecciones de 2020. Su constante acusación de que el gobierno de Biden está utilizando la justicia en su contra es irónica, ya que él es quien en 2020 hizo un llamamiento a encarcelar a sus opositores políticos, acusando a Biden de ser un candidato no válido.

En un inquietante comentario desde Wisconsin, el exmandatario insinuó que si no gana en noviembre, “algunas personas dicen que nunca volverán a tener elecciones”, lo que añade una capa de incertidumbre y miedo entre sus seguidores sobre el proceso electoral.

El lunes, durante una aparición en el programa de radio de Hugh Hewitt, Trump lanzó críticas feroces hacia Kamala Harris, describiendo su discurso como “una mentira total”. Aunque la vinculación de Trump con la verdad ha sido siempre trastocada, su habilidad para distorsionar los hechos ha sido precursora de su carrera política, enfatizando que, según él, solo su visión de la realidad es válida.

Al acercarse las elecciones, el torrente de desinformación por parte de Trump ha alcanzado niveles alarmantes. Durante un debate, llegó a afirmar que los inmigrantes haitianos estaban “comiéndose a los perros y gatos” en Ohio, una declaración tan absurda que sus aliados han tenido que intentar justificarla en medios de comunicación, lo que pone de manifiesto la desesperación en torno a su mensaje.

A medida que se desarrollan desastres naturales como el huracán Helene, Trump continúa difundir afirmaciones que no se sostienen. Ha denunciado que mientras el gobierno gasta miles de millones en asistencia exterior, los sobrevivientes de Helene solo reciben $750, a pesar de que FEMA ha aclarado que es solo un pago inicial para ayudar con necesidades básicas, con la opción de recibir más ayuda para reparaciones. Kamala Harris respondió a esto diciendo que las afirmaciones de Trump son irresponsables y peligrosas.

Trump parece saber que sus falsedades pueden resultar poderosas en el escenario político. Su tendencia a distorsionar la realidad ha resonado con un sector de la población que se siente alienado por las élites políticas, ofreciendo una narrativa populista que promete un “Estados Unidos primero”. Sin embargo, la realidad es que sus afirmaciones desestabilizan la confianza en las instituciones democráticas y pueden llevar a una crisis constitucional si la desinformación persiste.

Las consecuencias de esta desinformación son preocupantes y han impactado la percepción del electorado sobre la integridad del sistema electoral y la confianza en el gobierno. Muchos simpatizantes de Trump consideran que su lucha es una batalla por la verdad, cuando en realidad puede degradar el funcionamiento y los valores fundamentales de la democracia americana. Con el desenlace de las elecciones acercándose, la narrativa que crea Trump podría incrustarse aún más en la política, y si regresa al poder, podríamos ver un régimen más extremo que el anterior. Además, el panorama se complica aún más por su firme base de apoyo, que acepta y alienta su narrativa distorsionada.