Las alarmas continúan sonando desde que la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) devastó la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre. Hasta el momento, la cifra de fallecidos ha ascendido a 218, lo que marca esta tragedia como una de las más severas que ha vivido España en décadas, con 13 desaparecidos aún sin localizar.

El alcalde de Cullera, Jordi Mayor, ha declarado que aunque recibió una llamada de Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, este no le advirtió sobre la inminente alerta, lo que ha sembrado dudas sobre la comunicación y preparación frente a la catástrofe.

La DGT ha implementado un buscador para ayudar a los ciudadanos a localizar sus vehículos, ya que se estima que alrededor de 120,000 autos se vieron afectados por las inundaciones, y el 98% de ellos deberán ser desguazados. Esta situación ha dejado a muchos valencianos sin medios de transporte en un momento crítico.

En el ámbito laboral, la Generalitat ha absorbido el 92% de los 1,436 expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) presentados. Se espera que esto ayude a blindar los empleos de cerca de 18,000 trabajadores que se han visto impactados por la emergencia.

Los servicios de emergencia han tenido un papel fundamental, con más de 3,000 personas rescatadas durante la noche de la DANA, a través de un operativo extraordinario de autobuses dispuesto por el Ayuntamiento de Valencia.

Mientras tanto, el Gobierno central ha anunciado la apertura de 44 nuevas oficinas de atención al ciudadano para ayudar a los afectados, aumentando así el número total de estas oficinas a 60 en la Comunidad Valenciana. La rápida respuesta es crucial en un momento donde se necesitan esfuerzos coordinados para la recuperación de la zona.

Entre los pueblos que buscan recuperarse, Ribarroja ya planea la reconstrucción del histórico Pont Vell, símbolo de su comunidad desde el siglo XVI. Por su parte, Catarroja demanda acciones claras para la retirada de lodos, señalando que la burocracia está retrasando el proceso.

La tensión política ha aumentado, con llamados de los socialistas valencianos para solicitar la dimisión de Mazón debido a su manejo de la crisis. El panorama sigue complicado, con nuevas críticas a la gestión gubernamental, incluida la falta de activaciones de niveles de emergencia adecuados por parte de Mazón.

La recuperación cultural también está en marcha: algunos municipios han comenzado a reintegrar las actividades perdidas y a fomentar el entretenimiento para los más jóvenes, mientras las secuelas psicológicas en la población se identifican como similares a las de una guerra, lo que requiere atención urgente en salud mental.

A medida que avanzan los operativos de limpieza y rescate de los afectados, la lentitud en la toma de decisiones y la política de responsabilidades continúan dificultando la gestión de esta devastadora tragedia. La comunidad se une para hacer frente y comenzar el arduo trabajo de superar las secuelas de la DANA.