Los soldados ucranianos que se encontraban en la región de Kursk, contaron a la BBC cómo vivieron momentos de terror y caos durante su retirada del frente, comparando la situación con lo que se podría ver en una película de horror.

Las tropas, que se comunicaron a través de redes sociales, relataron haber experimentado una retirada desastrosa, marcada por intenso fuego enemigo, constantes ataques de drones rusos y la destrucción de sus equipos militares. Estas experiencias retratan un panorama sombrío y desesperante para quienes luchan en el frente.

Uno de los soldados, conocido como "Volodymyr", indicó que la semana anterior a la retirada, el ambiente en Sudzha era de pánico y un evidente colapso. Describió cómo las fuerzas ucranianas intentaban escapar, mientras militares y equipos eran atacados por drones rusos casi a diario. El control de la situación era absoluto, y Volodymyr recalcó que las rutas de logística habían sido severamente comprometidas por el avance enemigo, con un flujo continuo de drones que monitoreaban cada movimiento.

Otro soldado, llamado "Maksym", también compartió su angustia, señalando que tras recibir la orden de una retirada organizada, la situación se tornó crítica. Informó que Rusia había reunido más de 70,000 soldados, incluyendo alrededor de 12,000 de Norcorea, para afirmar su control sobre la ciudad. Estos efectivos estaban respaldados por drones de última generación, lo que saturaba aún más la zona de combate y dejaba a las tropas ucranianas en una situación sumamente vulnerable.

"La logística se ha vuelto completamente imposible", expresó "Anton", un soldado en el cuartel general. Dijo que las líneas que aseguraban el suministro de municiones, alimentos y recursos esenciales estaban cortadas, complicando significativamente la supervivencia de las tropas. Él logró escapar de Sudzha a pie en medio de la noche, enfrentándose a múltiples peligros por las constantes incursiones aéreas.

"Dmytro", otro soldado, narró con horror cómo las carreteras estaban atestadas de vehículos destruidos y cuerpos, lo que hacía que la huida fuera aún más aterradora. Las condiciones eran tan críticas que muchos soldados se vieron obligados a caminar de 15 a 20 kilómetros a pie para intentar encontrar una ruta de escape.

En medio del caos, "Artem" brindó un rayo de esperanza desde un hospital militar, donde se recuperaba de heridas. Comentó que, a pesar de los contratiempos, las fuerzas ucranianas habían logrado mantener una resistencia razonable en otras áreas, afirmando que aún había oportunidades para reponerse y combatir nuevamente.

La retirada de Kursk ha dejado una huella profundamente angustiante en los soldados ucranianos, quienes enfrentan no solo la pérdida de terreno, sino también un elevado costo humano. Los funcionarios de defensa han declarado que la situación es crítica, y que la batalla por el control en Ucrania sigue siendo un conflicto intenso y complejo, con implicaciones que se extienden más allá de las fronteras del país. ¿Qué estrategias implementarán las fuerzas ucranianas a continuación? La incertidumbre continúa.