La dura realidad de los ataques diarios en Ucrania se agudiza, en medio de una indefinición palpable en las negociaciones entre Moscú y Kiev, que no parecen vislumbrar una salida a esta cruenta guerra. En la madrugada del jueves, más de 200 drones y misiles rusos se lanzaron contra un amplio espectro de regiones ucranianas, llevándose la peor parte Kiev, que sufrió su ataque más devastador desde el verano pasado. Hasta ahora, se reportan nueve muertos y más de 60 heridos, entre ellos seis niños y una mujer embarazada, según cifras de las autoridades.

Las labores de búsqueda continúan entre los escombros de los edificios dañados, y las escenas se asemejan a un paisaje post-apocalíptico. Los equipos de rescate se esfuerzan por encontrar a personas atrapadas, mientras la población se enfrenta a incendios y colapsos de viviendas, coches y comercios. "La paz rusa en todo su esplendor", describe Tymur Tkachenko, líder de la administración militar de Kiev, quien pidió a los ciudadanos que se refugien y mantengan la calma.

En uno de los distritos más afectados, Sviatoshynskyi, Lyudmyla Ryabovol espera, con desolación, junto al cuerpo de su madre de 84 años, cubierta con una manta. "Ella aún tenía mucho por vivir", lamenta, con lágrimas en los ojos. Aparte de Kiev, otras ciudades como Járkov y varias regiones, incluyendo Yitómir y Dnipropetrovsk, también sufrirán graves daños que incluso impactan en la infraestructura ferroviaria, aunque los trenes siguen operando.

Este ataque ocurre mientras el presidente Volodímir Zelenski visita Sudáfrica para discutir la crisis ucraniana con su homólogo Cyril Ramaphosa. Consciente de la inminente necesidad de regresar a su país, Zelenski ha acortado su agenda, y dejó claro su rechazo a las demandas de Estados Unidos para que Ucrania reconozca la península de Crimea como territorio ruso, lo que ha generado fricciones con la administración de Donald Trump.

Zelenski afirmó en un comunicado que han pasado 44 días desde que se propuso un alto el fuego y, sin embargo, Rusia continúa atacando a su pueblo. Al respecto, el ministro de Exteriores de Ucrania, Andrii Sybiha, enfatiza que las exigencias rusas demuestran que Moscú es el verdadero obstáculo para la paz.

El Kremlin, por su parte, respalda su agresión alegando que Zelenski socava los esfuerzos diplomáticos, mientras informan sobre la supuesta destrucción de drones ucranios operando en Crimea. La escalada en la violencia se produce en medio de conversaciones de alto nivel en Londres, lo que subraya la complejidad del conflicto y la desesperación de los pueblos afectados.

En este contexto caótico, la tensión se intensifica y la esperanza de un alto el fuego parece más lejana que nunca. ¿Qué vendrá después en este imparable ciclo de guerra y desesperanza?