Valentí Fuster, 81 años: “Me levanto cada día a las cuatro y media de la madrugada para trabajar, lo importante es dormir profundamente”
2024-11-19
Autor: Carmen
Valentí Fuster es un destacado cardiólogo a nivel mundial, reconocido por ser el científico e investigador español más citado de todos los tiempos. A pesar de que en su infancia soñaba con ser tenista, su trayectoria se orientó hacia la medicina. Es el Director General del Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinai de Nueva York, que recientemente fue rebautizado en su honor como Mount Sinai Fuster Heart Hospital, y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en España. Fuster se graduó y obtuvo su Doctorado en Medicina y Cirugía en la Facultad de Barcelona. También fue Presidente de la Asociación Americana del Corazón y de la Federación Mundial del Corazón, y sus investigaciones sobre el infarto de miocardio le valieron el Premio Príncipe de Asturias de Investigación en 1996.
En su reciente libro titulado "Siempre adelante" (Cúpula en castellano, Sempre endavant, Columna, en catalán), Fuster comparte sus aprendizajes de vida, su inicio en la investigación sobre el infarto, y sus experiencias personales, donde narra tanto sus éxitos como sus tropiezos. Fuster afirma que “siempre adelante” es una actitud que debemos adoptar en la vida, moviéndonos hacia adelante si creemos que podemos contribuir a la sociedad. Este enfoque motivacional es clave para él: “No creo en dejar las cosas si no salen bien. Si puedes aportar algo, debes hacerlo.”
A sus 81 años, Fuster mantiene una vida laboral muy activa, afirmando que duerme entre 4 y 5 horas cada noche, pero asegura que la calidad de su sueño es crucial para su bienestar. “Me levanto cada día a las cuatro y media de la madrugada para ir al hospital. La calidad del sueño es más importante que la cantidad. Un estudio con 4,000 personas demostró que el sueño intermitente representa un mayor problema que el número de horas dormidas,” reflexiona.
Cada semana, viaja de Nueva York a Madrid en un día. Cuando se le pregunta sobre la jubilación, su respuesta es firme: “No hable de jubilación. Mientras tenga motivación y mi equipo en Madrid funcione con 400 jóvenes investigadores, vale la pena el esfuerzo. Creo que es un error parar completamente si se mantiene la salud física y mental.”
Fuster destaca que la inversión más valiosa en la vida es descubrir para qué estamos diseñados. “Siempre he dedicado tiempo a los jóvenes, y es esencial reconocer la diferencia entre ambición y talento. A veces, no coinciden. El talento es la verdadera inversión. Yo quería ser tenista, pero un mentor me hizo ver que estaba destinado a ser médico,” explica.
Criado en una familia de médicos, la influencia de su abuelo, rector de la Universidad de Barcelona y fundador de una escuela gratuita, también dejó huella en Fuster. Aunque no necesariamente lo llevó a elegir la medicina, esta herencia familiar jugó un papel importante en su desarrollo personal.
Uno de los consejos de Fuster para construir una trayectoria exitosa es rodearse de las mejores personas: “He aprendido que es mejor tener pocas personas bien seleccionadas que muchas que no sean adecuadas. Comencé con un círculo pequeño y fiel, y ese fue el núcleo de mi crecimiento.”
Hablando de la investigación cardiovascular, Fuster señala que Estados Unidos ofrece más oportunidades en este campo, debido a una cultura de innovación y trabajo en equipo. “La historia del país, como nación de inmigrantes, ha fomentado una mentalidad creativa,” agrega.
En su libro, el cardiólogo también aborda la importancia de la atención personalizada en la medicina, resaltando que uno de los grandes desafíos actuales es la falta de empatía en la relación médico-paciente. “Si bien la tecnología es fundamental, no podemos convertirnos en robots,” advierte. La salud, según Fuster, abarca el cuerpo, el espíritu y la relación social del paciente.
Más allá de la atención reactiva, el médico enfatiza que el futuro de la medicina radica en la prevención. “Las enfermedades cardiovasculares comienzan a desarrollarse en la tercera década de vida, y es crucial detectarlas a tiempo. Si logramos educar sobre hábitos saludables en la infancia, podemos evitar problemas serios en el futuro,” sostiene.
Además, planea reducir la atención a los problemas cognitivos en personas mayores, ya que estos están íntimamente relacionados con las enfermedades cardiovasculares. “Entender la salud desde una edad temprana impactará significativamente la calidad de vida en el futuro.” Fuster, con su incansable dedicación y legado, sigue siendo un ejemplo de cómo la voluntad y el compromiso pueden llevar a mejorar la vida de las personas.