Wallbox, reconocida como una de las startups más prometedoras de España en el sector de soluciones de carga para vehículos eléctricos, enfrenta una tormenta en los mercados financieros. Sus acciones han colapsado un alarmante 57% desde inicios de año, alcanzando mínimos históricos, y la situación se ha agravado últimamente por la incertidumbre sobre el crecimiento del sector de vehículos eléctricos. En el último mes, las acciones han caído cerca de 32%, situándose en 0,75 dólares, lo que se traduce en una capitalización bursátil de 158 millones de dólares (casi 150 millones de euros).

Recientemente, Wallbox ha sufrido un golpe duro tras la rebaja en las recomendaciones de analistas. Canaccord Genuity ha reducido su precio objetivo de acciones clase A de 3,25 a 1,50 dólares, aunque mantiene la recomendación de compra. Este cambio se produce después de que la compañía fuera incapaz de cumplir con las expectativas en su informe de resultados del tercer trimestre, según los analistas, quienes advierten que esto tendrá un efecto negativo considerable en las proyecciones financieras de la empresa.

Stifel Nicolaus y UBS no se quedaron atrás, recortando sus recomendaciones y precios objetivos, reflejando así un pesimismo creciente sobre la salud financiera de Wallbox. De hecho, el promedio de los precios objetivos de los analistas es de 1,65 dólares, lo que representa un 120% por encima de su cotización actual.

Las caídas en Wallbox son parte de una tendencia más amplia que afecta a varias empresas en el sector, que también han visto sus acciones caer notablemente. ChargePoint y Blink Charging han visto caídas del 52% y 54%, respectivamente; mientras que la noruega Zaptec y la finlandesa Kempower han perdido en torno al 59% y 69% de su valor, confirmando un clima de incertidumbre y desconfianza entre inversores.

Wallbox no solo enfrenta la presión de los mercados, sino también la del cambio en su consejo de administración. Recientemente, Beatriz González, fundadora de Seaya Ventures, fue nombrada presidenta en un movimiento que sigue a la dimisión de Carl Anders Wilhelm Pettersson. Además, David Mesonero, actual director de Desarrollo Corporativo de Iberdrola, se unió como consejero independiente, lo que podría indicar una intención de revitalizar la dirección y traer nuevas estrategias a la mesa.

A pesar de la tormenta, Wallbox ha mostrado cierta resistencia. En el tercer trimestre, la compañía reportó ingresos de 34,7 millones de euros, lo que representa un aumento del 7% con respecto al año anterior, aunque las pérdidas operativas ascendieron a 33,7 millones. Hasta finales de septiembre, contaba con 70,5 millones de euros en liquidez, pero la deuda a largo plazo ronda los 84 millones. Un panorama preocupante, pero su dirección asegura que sus prioridades están bien definidas.

"La prioridad es ejecutar correctamente nuestro plan de negocio. En Norteamérica, hemos aumentado ingresos un 45%, superando el modesto crecimiento del 4% del mercado de vehículos eléctricos. En Europa, a pesar de la caída del mercado, logramos un leve crecimiento del 1%. En lo que va del año, nuestros ingresos globales han crecido un 26% en comparación al 3% del mercado de VE en las regiones donde operamos”, apuntan los representantes de la compañía.

Los inversores continúan mostrando apoyo a Wallbox, habiendo cerrado una ampliación de capital de 45 millones de dólares el pasado verano, con la participación de actores clave como Generac y otros accionistas importantes. Aun así, el camino hacia la recuperación es incierto. Mientras el futuro de Wallbox cuelga de un hilo en el volátil mercado financiero, solo el tiempo dirá si la compañía podrá finalmente revertir su suerte y recuperar la confianza de los inversores.