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5 de octubre de 1988: El fallido autogolpe de Augusto Pinochet que cambió la historia de Chile

2024-10-05

Santiago de Chile, miércoles 5 de octubre de 1988. Un día marcado por el sol brillante y la tensión que se podía sentir en el aire mientras los ciudadanos se preparaban para participar en un plebiscito crucial. Este evento se convirtió en una de las fechas más significativas de la historia chilena, ya que determinaría si Augusto Pinochet continuaría en el poder por ocho años más o si se darían elecciones libres en 1989.

A medida que avanzaba la mañana, los reporteros, incluido Sergio Campos de Radio Cooperativa, narraban la conmoción en las calles. La opción del 'No', que prometía un futuro democrático, contaba con una gran ventaja, pero la duda sobre la transparencia del proceso electoral era constante. Pinochet, aferrándose al poder, había afirmado repetidamente que no abandonaría su puesto como dictador.

La víspera del plebiscito estuvo marcada por un apagón que dejó a oscuras varias áreas del país, algo que muchos interpretaron como un intento de intimidar a los votantes. Este corte de energía, nunca esclarecido oficialmente, fue atribuido por los militares a supuestos grupos de izquierda.

Ese día no solo se decidió el futuro político de Chile, sino que varios líderes de la oposición, incluidos aquellos que se encontraban refugiados en embajadas, se movilizaron para asegurar un resultado que representara la voluntad del pueblo. Tras fracasos anteriores en la lucha armada, se había optado por este enfoque institucional, aunque no sin su cuota de ingenuidad, ya que se confiaba en que Pinochet aceptaría su derrota.

La coalición opositora, denominada Concertación de Partidos por la Democracia, se esforzó por movilizar a la población. Con millones de chilenos inscribiéndose para votar y una intensa campaña mediática que incluía el lema: “Chile, la alegría ya viene”, la expectativa crecía entre la ciudadanía.

El día de la votación, con masivas concentraciones de apoyo al ‘No’, la atmósfera estaba cargada de esperanza. Sin embargo, la gran interrogante era si la dictadura respetaría el resultado. Al caer la tarde, Pinochet, previendo su posible derrota, movilizó a la mayor agrupación militar en la historia de Chile, bajo el mando del general Jorge Ballerino, listo para llevar a cabo un autogolpe.

Mientras los votos comenzaban a contarse y los resultados mostraban un claro dominio del ‘No’, la tensión en La Moneda crecía. A las 20:45, Pinochet alegó la detección de supuestos alzamientos preparativos de la izquierda. Las primeras cifras oficiales, contradictoriamente, favorecían la opción del 'Sí', lo que aceleró el clima de tensión.

Conforme avanzaba la noche, se comenzó a hacer evidente que el comando opositor ya sabía que habían ganado. Sin embargo, las fuerzas del dictador se preparaban para actuar en caso de que las cosas no salieran como Pinochet había planeado. Al llegar la una de la mañana del 6 de octubre, una reunión urgente en el alto mando militar concluyó con la negativa a respaldar un decreto que hubiera permitido a Pinochet desconocer los resultados.

Finalmente, el dictador, al darse cuenta de que su golpe había fracasado, desistió de su intento de permanecer en el poder a través de la fuerza. Esto marcó un hito en la historia de Chile, ya que el país comenzaba su camino hacia la democracia después de años de dictadura. El plebiscito no solo simbolizó la lucha por la libertad, sino que también mostró el poder de la movilización ciudadana. Este día se recuerda como el inicio del fin de una era oscura en la historia chilena, donde la esperanza de un futuro democrático comenzó a tomar forma.