¡Alarma en la COP29! La financiación climática para países en desarrollo sigue en la cuerda floja
2024-11-21
Autor: Emilia
La última versión del borrador sobre financiación climática, emitido por la presidencia de la conferencia del clima de Bakú, revela una creciente distancia entre los países del Norte global y los del Sur. Lo más preocupante del documento es la completa ausencia de cifras concretas que cuantifiquen el importe necesario para financiar las acciones climáticas en las naciones en vías de desarrollo. Mientras tanto, en lugar de cifras claras, hay una enigmática 'X' entre corchetes, símbolo de desacuerdo.
Expertos advierten que esta "ambigüedad peligrosa" podría desestabilizar aún más el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París, dejando a las naciones en desarrollo en una posición vulnerable en su lucha contra el cambio climático.
Opciones divergentes en la mesa de negociación
El borrador propone dos alternativas principales que reflejan la polarización entre las naciones en vías de desarrollo y las economías desarrolladas. La primera opción sugiere que el nuevo objetivo de financiación climática debe ser de al menos [X] billones de dólares anuales entre 2025 y 2035, enfatizando que estos fondos deben ser asignados desde los países desarrollados a todos los países en desarrollo. Esta propuesta resalta la urgencia de un enfoque basado en donaciones, previendo que la financiación climática sea asequible y no genere deudas para los países receptores.
Por otro lado, la opción dos menciona que la financiación cambiaría para 2035 y debe provenir de todas las fuentes posibles, incluyendo recursos nacionales, lo que abriría la puerta a la participación de bancos e inversores privados, y subraya la reticencia del Norte a comprometerse numéricamente hasta que las naciones emergentes también asuman responsabilidades.
Lo que está en juego para países en desarrollo
A pesar de que los países en vías de desarrollo podrán realizar contribuciones "voluntarias", éstas no serán contabilizadas como parte del monto total. Esto ha dejado satisfechos a países como China y Corea del Sur, que se clasifican como naciones en desarrollo. Sin embargo, aún queda la incógnita sobre quién será el receptor real de la financiación, con preocupaciones sobre cómo priorizar a las naciones menos desarrolladas.
El clamor por cifras concretas
El texto ha sido criticado por establecer posiciones extremas sin facilitar elementos de negociación y por omitir una cifra esencial que delimite el futuro de la financiación climática. "Aparte de reflejar esas posturas, este texto es insuficiente", sostiene Li Shuo, director del Centro Climático de China.
Mohamed Adow, fundador de Power Shift Africa, añadió que la falta de cifras específicas es inaceptable dado que esta es supuestamente "la COP de las finanzas". "Vinimos aquí para hablar de dinero, y necesitamos cifras en lugar de hojas en blanco", enfatiza.
Preocupaciones desde Europa
Valvanera Ulargui, directora de la Oficina Española de Cambio Climático, ha manifestado que el texto de financiación no cumple con las expectativas de ambición que busca España y la Unión Europea. La falta de posiciones intermedias en las negociaciones puede llevar a una parálisis en los acuerdos necesarios para avanzar.
Urgencia ante una crisis climática
A medida que la conferencia de Bakú se acerca a su final, las diferencias entre los bloques de países son más notables que nunca. Las negociaciones sobre la forma de financiar la lucha climática son complicadas, pero cruciales. Según estimaciones iniciales, los países en desarrollo requieren alrededor de un billón de dólares anuales para el año 2030. Sin embargo, la falta de compromisos claros de las naciones desarrolladas para cubrir esta suma está provocando un grave estancamiento en las conversaciones.
Mientras tanto, sigue sin llegar un acuerdo contundente sobre la transición hacia fuentes de energía más limpias y la reducción de emisiones, complicando aún más el futuro del planeta.
¿Qué pasará a continuación?
Con la conferencia programada para concluir el viernes, es evidente que más allá de los desacuerdos sobre cifras, hay una necesidad crítica de establecer un marco de cooperación y apoyo. Al final, el futuro de los países en desarrollo y el bienestar del planeta en general dependen de decisiones que deben tomarse en este mismo momento.
La presión está aumentando y las voces desde todos los rincones del mundo exigen cifras, compromisos y acción inmediata. La COP29 podría ser un punto de inflexión o simplemente otro encuentro más vacío de contenido; el tiempo lo dirá.