El alarmante crecimiento del mercado negro de productos utilizados en medicina estética y terapéutica está sacudiendo los cimientos del sistema de salud en nuestro país.

Según médicos especializados, el fenómeno no solo se limita a redes sociales como Facebook, sino que también se ha extendido a aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp, donde se ofrecen precios irresistibles para productos que en realidad son adulterados o falsificados. Esto representa un grave riesgo para la salud de quienes optan por estos tratamientos.

Pablo Thames, un renombrado especialista en Medicina Clínica, Estética y Antiaging, destaca que la calidad de los productos médicos estéticos, tales como rellenos dérmicos y toxinas botulínicas, se garantiza mediante rigurosos controles de calidad y múltiples investigaciones científicas. Sin embargo, estos productos de calidad tienen precios elevados—una caja de dos jeringas de ácido hialurónico puede costar hasta US$800, mientras que a través de WhatsApp se pueden encontrar ofertas por tan solo US$20 por jeringa.

El problema radica en la creciente demanda que genera un nicho de mercado propenso a la manipulación. Muchos pacientes priorizan el costo sobre la seguridad y terminan eligiendo clínicas o profesionales no certificados, lo que puede llevar a consecuencias devastadoras. La falta de regulación y control en la fabricación, almacenamiento y distribución de estos productos hace que sea prácticamente imposible garantizar su calidad y seguridad.

Las complicaciones derivadas de estos tratamientos pueden ser aterradoras: infecciones severas, reacciones alérgicas, parálisis facial, necrosis de tejidos y, en casos extremos, la muerte. Además, recuperar la salud tras estas intervenciones dañinas puede ser complicado y costoso, y no siempre se logra una recuperación completa.

Estadísticas recientes en Europa han revelado un preocupante patrón: en España, aproximadamente el 15% de las consultas en medicina estética son para corregir intervenciones realizadas por personas no cualificadas. Aunque en Costa Rica no hay datos específicos, la situación es igualmente grave y muchos pacientes llegan a las clínicas con historias desgarradoras de tratamientos fallidos.

El Ministerio de Salud está trabajando para regular este sector, emitiendo alertas sanitarias cuando se detectan productos no aprobados. También se están llevando a cabo campañas de concientización para educar a la población sobre los peligros de recurrir a productos no regulados y profesionales no certificados. Sin embargo, las acciones concretas en el ámbito de la medicina estética son, en gran medida, un desafío aún por resolver.

Desde hace tres años, el Ministerio de Salud se ha unido al Colegio de Médicos en una campaña destinada a proteger a los ciudadanos, instándolos a asegurarse de que los establecimientos donde se realizan procedimientos estéticos posean las licencias adecuadas. Pero la facilidad con la que se comercializan estos productos en redes sociales y canales no regulados sigue alimentando la proliferación de este fenómeno. Sin la colaboración activa de la ciudadanía para denunciar irregularidades, las personas seguirán cayendo en las garras de un mercado que pone su salud en riesgo.

¡La advertencia es clara! Optar por alternativas económicas puede costar más que invertir en tratamientos seguros y profesionales. La salud es un tema serio; infórmate, pregunta y, sobre todo, cuida de tu bienestar antes de arriesgarte por un precio bajo!