La reciente decisión del gobierno de Javier Milei de poner fin a la gratuidad universitaria para estudiantes extranjeros no residentes ha desatado un tormentoso debate en Argentina. Esta medida, que el Ejecutivo alega busca proteger las fronteras y optimizar los recursos públicos, representa un cambio drástico en el modelo educativo del país que desde hace décadas ha sido un faro de acceso universal en América Latina.

Un legado educativo en peligro

Desde 1949, cuando Juan Domingo Perón instauró la gratuidad en la educación superior, Argentina ha sido un modelo de inclusión en la región. Este sistema permitía que jovencitos de diversos estratos sociales accedieran a carreras universitarias, contribuyendo a la creación de una sociedad más equitativa.

Hoy en día, más de 4.5 millones de estudiantes se ven afectados por esta política. Si bien solo un 4% de los alumnos en universidades públicas son extranjeros, la incidencia de estudiantes foráneos en áreas como Medicina era notable. El gobierno justificó esta reforma argumentando que «uno de cada tres estudiantes de Medicina es extranjero», lo que según ellos representa una carga financiera para el sistema educativo.

Sin embargo, muchos rectores y especialistas lamentan que esta medida oculta un trasfondo ideológico más que práctico. Franco Bartolacci, rector de la Universidad Nacional de Rosario, ha señalado que implementar este cambio requeriría modificar la legislación migratoria y la Ley de Educación Superior.

Consecuencias inminentes para la comunidad universitaria

La manera en que se llevará a cabo esta medida aún no es clara. Actualmente, para ser admitido en una universidad pública argentina, los estudiantes deben contar con documentación de residencia. Esto ha generado incertidumbre entre los estudiantes extranjeros y las instituciones educativas.

Además, el Consejo Interuniversitario Nacional, liderado por Víctor Moriñigo, considera la propuesta como un ejemplo de “desconocimiento del contexto real”, y advierte que esta medida podría entrar en conflicto con tratados internacionales que garantizan el acceso igualitario a la educación.

Afecta más que la educación: un golpe al sistema de salud pública

La controversia no termina aquí; el mismo enfoque se estendería al sistema de salud pública. El gobierno ha planteado cobrar por servicios médicos a extranjeros no residentes, lo que sería un fin a lo que se ha llamado ‘tours sanitarios’, término que ha sido calificado como discriminatorio. Críticos de esta política argumentan que busca estigmatizar a los migrantes, mientras que los problemas estructurales del país permanecen sin resolver. Pablo Ceriani Cernadas, miembro del Comité de Naciones Unidas para la Protección de los Derechos de los Trabajadores Migrantes, ha denunciado esta medida como una acción claramente xenófoba e inconstitucional.

Un futuro incierto para la educación pública

La eliminación de la gratuidad para estudiantes extranjeros residentes representa un momento crucial en la historia educativa argentina. Un sistema que alguna vez fue un ejemplo de inclusión y compromiso social ahora se enfrenta a un retroceso que podría no solo desincentivar a los estudiantes internacionales, sino también afectar profundamente el prestigio de las universidades argentinas a nivel global.

A pesar de las críticas y del descontento que esta decisión ha generado en la comunidad académica y en la sociedad civil, el gobierno de Javier Milei parece decidido a llevar a cabo esta reforma. «Se va a hacer, la gente lo apoya. Quien quiera frenarlo tendrá que explicárselo», declaró una fuente oficial al diario Clarín.

El legado de la gratuidad universitaria, que durante décadas fue motivo de orgullo para los argentinos, ahora enfrenta una amenaza preocupante. ¡Argentina se encuentra en la encrucijada! ¿Qué pasará con la educación y la igualdad de oportunidades en el país?