En medio de un clima de inestabilidad económica y social en Chile, la noticia sobre Álvaro Saieh y su supuesta estrategia para evitar el pago de una deuda millonaria ha captado la atención de los medios y del público. Itaú Brasil ha demandado a Saieh en Chile, exigiendo el pago de una deuda de US$ 27,5 millones vinculada a su rol como aval y codeudor de la sociedad Great Art Inc. Esto emerge como un claro reflejo de la creciente preocupación sobre la transparencia financiera entre los hombres de negocios en el país.

Itaú Brasil no solo busca cobrar la deuda a través del sistema judicial chileno, sino que también ha dado un paso audaz al iniciar acciones legales en Estados Unidos, donde el banco sospecha que Saieh ha ocultado activos valiosos a través de transferencias inmobiliarias a familiares y entidades relacionadas. Esta maniobra, según los abogados de Itaú, podría constituir un fraude civil si se comprueba que hay intenciones de evadir a los acreedores.

Entre las propiedades que se encuentran bajo la lupa se destacan dos lujosos inmuebles en Nueva York. Saieh adquirió uno de ellos, situado en la calle 67 Este, por US$ 26 millones en 2007, y lo vendió en 2024 por US$ 36 millones. En el otro caso, una propiedad en la calle 57 Este, comprada por US$ 6,5 millones, fue transferida en febrero de 2024 a Alpha Lion House LLC, la cual luego lo entregó a Lion House Trust, un fideicomiso vinculado a su hija, Catalina Saieh.

Los documentos judiciales revelan que Itaú ha acumulado evidencia de que Saieh ha desprendido activos cruciales de su patrimonio para eludir obligaciones de pago. La situación es alarmante, especialmente porque, a pesar de que afirma no poder pagar su deuda, parece tener acceso a propiedades de alto valor.

La situación de Saieh no es solo un caso aislado de un empresario en problemas; es un ejemplo del dilema más amplio que enfrenta la clase media chilena que, como ha advertido el Banco Mundial, se halla asfixiada debido al aumento en los costos de vida y a la crescente deuda educativa. La carga financiera no solo afecta a individuos, sino que tiene ramificaciones más amplias para la economía del país.

En resumen, mientras Itaú busca recuperar su inversión, la clase media chilena sigue enfrentando una presión crucial, y la atención sobre estos escándalos podría ser un llamado para repensar la gestión empresarial y la regulación financiera en el país. ¡El desenlace de este caso podría cambiar el curso de acciones legales en Chile para siempre!