El 31 de diciembre, Daniel Fuentes Yáñez, un hombre de 61 años, conocido como el ‘brazo derecho’ de una red de pedofilia que operaba en Chillán, fue sentenciado a prisión preventiva tras ser acusado de múltiples abusos sexuales en contra de una menor durante más de diez años.

El fiscal jefe de Chillán, Sergio Pérez, expuso los graves cargos que enfrenta Fuentes: “Estamos tratando con cuatro hechos que abarcan delitos atroces como la producción de material pornográfico infantil, abuso sexual a una persona mayor de 14 años pero menor de 18, y violación bajo circunstancias que impidieron que la víctima se opusiera.”

Este caso, que ha conmocionado a la comunidad, cuenta ya con 14 condenados, siendo el principal involucrado un teólogo que, tras haber sido profesor particular de la víctima, se convirtió en la pareja de su madre. La Fiscalía ha presentado evidencia clara de cómo este individuo violó a la joven y reclutó a otros para que también abusaran de ella.

El pasado 14 de diciembre, el Tribunal Oral en lo Penal de Chillán dictó penas severas, incluyendo cadena perpetua y hasta 17 años de prisión para los delincuentes más implicados en este horroroso caso.

Lo más escalofriante es el papel que jugó Daniel Fuentes en toda esta red. A pesar de que la propia víctima lo calificó como “un pédofilo” y “el peor de todos”, Fuentes había logrado evadir la justicia hasta hace poco. Según informes de Radio Bio-Bío, otros condenados indicaron que Fuentes fue quien los reclutó para unirse a esta red de abuso.

Mientras se cometían estos delitos, Fuentes mantuvo una vida aparentemente normal, trabajando como técnico en enfermería en un centro de salud familiar en Chillán Viejo, lo que le permitió pasar desapercibido por las autoridades. Sorprendentemente, su nombre no había sido mencionado en las investigaciones iniciales del Ministerio Público.

Sin embargo, la revisión exhaustiva de los archivos del caso por parte del fiscal Pérez llevó a que se emitiera una orden de arresto contra él. Esta decisión ha dejado al descubierto la ineficiencia en la gestión de casos de abuso sexual en Chile, planteando preguntas sobre cómo tantos hombres pueden operar en la oscuridad sin que se les detenga.

La comunidad de Chillán ahora clama por justicia y por reformas que garanticen que atrocidades como estas no vuelvan a ocurrir. Este escándalo está lejos de haber terminado, ya que se espera que nuevos detalles sigan saliendo a la luz, revelando la magnitud de esta red de corrupción y abuso. Mantente atento a las actualizaciones de este caso impactante.