Ciencia

El niño de Taung: el fósil revolucionario que confirmó el origen humano en África

2025-03-22

Autor: Sofía

Hace exactamente un siglo, un descubrimiento que data de hace más de 2 millones de años cambió radicalmente nuestra comprensión de la evolución humana. Este hallazgo fue el niño de Taung, uno de los fósiles más importantes para la ciencia, que fue descrito por el anatomista Raymond Dart. La historia detrás de su descubrimiento es tan fascinante como el propio fósil.

El niño de Taung fue encontrado accidentalmente por mineros de cal en una cantera en Sudáfrica, a unos 500 kilómetros al noroeste de Johannesburgo. Dart, que en ese momento era profesor en la Universidad de Witwatersrand, recibió la noticia de este hallazgo de una de sus estudiantes, quien lo alertó sobre la curiosa entrega de fósiles.

En el día de la boda de un amigo, Dart recibió dos cajas con los restos fósiles, pero su curiosidad le llevó a abrirlas incluso cuando su esposa se lo pidió. Entre los restos, encontró una calavera que reveló características fascinantes: un cerebro considerablemente más grande que el de un babuino y similares a los humanos.

Dart supo rápidamente que estaba ante un simio bípede, lo que fue una sorprendente revelación para la época. Este descubrimiento respaldaba la entonces controvertida teoría de que el origen de la humanidad se hallaba en África. Antes de este hallazgo, la mayoría de los científicos creían que nuestros ancestros provenían de Asia o Europa, debido a otros descubrimientos de homínidos como el hombre de Java y el hombre de Piltdown.

Sin embargo, Dart argumentó que el niño de Taung representaba un eslabón intermedio esencial entre los simios y los humanos. A pesar de su conclusiones y su convencimiento, el artículo que publicó en la revista Nature fue recibido con escepticismo y burla. A sus teorías se les tachó de locura y enfrentó críticas severas de científicos de renombre que no podían aceptar que la evolución de la humanidad pudiera haber empezado en las áridas tierras de África.

La resistencia a sus teorías fue tan feroz que Dart se convirtió en objeto de burla pública, y tanto el niño de Taung como él sufrieron ataques por parte de algunos sectores religiosos, que lo acusaban de traicionar su fe. Sin embargo, fue el descubrimiento de otros fósiles de australopitecos en África en las décadas siguientes lo que comenzó a cambiar la percepción sobre la teoría de la evolución y la procedencia de los humanos.

Finalmente, con el tiempo, sus teorías fueron verificadas y aceptadas tras el descubrimiento de "Lucy", el famoso esqueleto de Australopithecus afarensis en 1974, que proporcionó confirmaciones adicionales sobre los orígenes africanos de la humanidad. En 1984, el hallazgo de Dart fue reconocido como uno de los descubrimientos científicos más significativos del siglo XX.

El sitio donde fue encontrado el cráneo del niño de Taung constituye hoy parte de la Cuna de la Humanidad, un lugar designado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005. La historia del niño de Taung no solo revolucionó la anatomía y la paleontología, sino que también nos recordó la rica historia de la humanidad en el continente africano.