En medio de un clima económico incierto, el Gobierno ha declarado que la Reforma del Impuesto a la Renta no supondrá un aumento de impuestos, sino que se tratará de una "compensación" por la reducción del gravamen a la primera categoría que enfrentan las empresas.

Sin embargo, tanto economistas como parlamentarios de oposición sostienen que el contexto actual no es el más propicio para incrementar la carga tributaria "en ningún tramo", lo que ha intensificado el debate sobre la propuesta.

Desde que se introdujeron los primeros detalles de la reforma, ha habido mucha controversia, particularmente en relación a un potencial aumento en los impuestos para aquellos que superan los $6 millones mensuales.

Expertos argumentan que un aumento en este segmento no necesariamente resultará en beneficios fiscales significativos. Esteban Viani, académico economista de la Universidad Autónoma, advirtió que esta medida podría incentivar la fuga de capitales fuera de Chile, algo que el país no puede permitirse en un momento de crecimiento económico frágil.

Juan Pablo Cabello, abogado y académico, enfatizó que la discusión sobre una reforma tan crítica ha perdido coherencia dentro de este Gobierno y sugirió que debería abordarse en futuras administraciones. La oposición, por su parte, ha señalado que, de proseguir con este proyecto, lo rechazará, como lo hizo anteriormente con iniciativas similares.

Frank Sauerbaum, diputado de Renovación Nacional y miembro de la Comisión de Hacienda, reiteró su oposición, argumentando que no existen condiciones macroeconómicas favorables para aumentar impuestos en este contexto.

Ricardo Mewes, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), no pudo estar más de acuerdo con las objeciones. Mewes destacó que aquellos que ganan más de $6 millones mensuales son cruciales para la inversión en bienes raíces y otros sectores económicos; son las personas que compran departamentos y casas, que son mercados actualmente deprimidos.

El mercado de la vivienda, importante para la economía nacional, podría resentirse aún más si se desestimula la capacidad de inversión de estos individuos. Gravar a este segmento, argumentó, podría disuadir inversiones críticas para la recuperación económica.

Aunque el proyecto no ha sido presentado formalmente al Congreso, ya enfrenta múltiples obstáculos en su fase prelegislativa, lo que plantea una interrogante sobre el futuro de la política tributaria en Chile. ¿Estamos todos listos para un cambio que podría afectar a los más pudientes, y a la economía en su conjunto? La controversia seguirá alimentando el debate en las próximas semanas.