Italia está en el centro de una controversia educativa tras el sorprendente caso de Elena Maraga, una profesora de 29 años que fue suspendida de su puesto en una escuela infantil privada en Treviso, al norte del país, después de que algunos padres descubrieran su perfil en la plataforma para adultos OnlyFans.

El Ministerio de Educación italiano ha decidido actuar y está en proceso de redacción de un código ético que establecerá nuevas normas para el personal escolar. Este código tendrá como base el marco ya existente para los trabajadores de las Administraciones Públicas, pero adaptado específicamente para los educadores.

Entre las directrices que se están considerando, hay un enfoque especial en el uso responsable de las redes sociales. Fuentes cercanas al ministerio han confirmado que la atención se centrará en cómo los docentes deben presentar su imagen en plataformas digitales y qué tipo de contenidos pueden compartir sin comprometer su profesionalidad.

Elena Maraga, quien se ha convertido en el centro de atención mediática, explica que su carrera como docente se complicó cuando una madre encontró su perfil de OnlyFans, donde publicaba contenido erótico. Tras este descubrimiento, se realizaron denuncias formales al director de la guardería y al coordinador de profesores, lo que culminó en su suspensión.

"No tenía ninguna cláusula en mi contrato que prohibiera el uso de redes sociales," argumenta Maraga, quien también cuestiona los motivos de los padres, sugiriendo que su presencia en OnlyFans no es necesariamente un problema si ellos también están registrados.

El nuevo código ético del Ministerio de Educación hará hincapié en las conductas en línea, y la última actualización del reglamento para empleados públicos, realizada en julio de 2023, ya había comenzado a incluir pautas sobre la interacción en redes sociales, lo que probablemente ahora se extenderá a contenidos de carácter sexual.

Una parte clave del código estipulará que los docentes deben asegurarse de que sus opiniones en redes sociales no se confundan con las posturas oficiales de la administración pública, así como abstenerse de comentarios que puedan perjudicar la imagen de la institución que representan.

Adicionalmente, la Federación Italiana de Escuelas Infantiles, que abarca a establecimientos privados y católicos, incluidos aquellos de inspiración cristiana como la guardería donde trabajaba Maraga, se ha comprometido a implementar un código ético propio, para regular más estrictamente el comportamiento de los educadores en el espacio digital.

Este escándalo ha encendido un debate sobre la vida privada de los educadores y hasta qué punto los contenidos que comparten en plataformas digitales pueden afectar su carrera profesional. ¿Cambiarán estas nuevas normas la percepción de la educación en Italia? ¡La controversia apenas comienza!