Desde que la denuncia por violación contra el ex subsecretario del Interior Manuel Monsalve salió a la luz, sus defensores han dejado claro que él estaba dispuesto a colaborar con las autoridades. Fijó su domicilio y se mantuvo disponible, demostrando su intención de presentarse ante los fiscales en cualquier momento, incluso para una posible formalización de cargos.

La intervención del Ministerio Público no se hizo esperar, y tras la orden de detención emitida por el fiscal Francisco Jacir, Monsalve fue arrestado por personal de la Policía de Investigaciones (PDI). Sin embargo, sus abogados cuestionaron duramente esta acción, señalando que el 7° Juzgado de Garantía de Santiago había concedido la prisión preventiva sin justificación suficiente, lo que podría poner en riesgo su seguridad personal. Un hecho alarmante, puesto que lo describieron como "el hombre más vulnerable de Chile".

Y, de hecho, esos temores se materializaron más rápido de lo esperado. Solo 24 horas después de su llegada a la cárcel de Rancagua, el ex subsecretario fue objeto de intimidaciones por parte de Antonella Marchant, una conocida líder de una banda narcotraficante. Según información obtenida por La Tercera, la amenaza se produjo en el área médica del recinto penitenciario, donde Marchant le gritó: “Te voy a poner las manos, Monsalve, así como tú le pusiste las manos a mi hermano.” ¿Qué hacía en esa zona? Aunque no tenía problemas de salud graves, Monsalve estaba recibiendo atención psicológica, un protocolo estándar para nuevos reclusos.

Las evaluaciones psicológicas son cruciales al recibir a un nuevo interno, con el fin de determinar su estado mental, identificar posibles ideaciones suicidas y establecer si requiere atención psiquiátrica adicional. Una exigencia cada vez más pertinente dada la realidad que enfrenta Monsalve en prisión.

A medida que crecen las preocupaciones sobre la seguridad del ex subsecretario, la denuncia de amenazas ya ha sido presentada formalmente al Ministerio Público, y la situación ha sido asignada al fiscal jefe de Rancagua, Claudio Meneses. Este último ha solicitado medidas especiales para proteger a Monsalve, reflejando la gravedad del contexto que vive actualmente.

Ayer, los abogados de Monsalve también interpusieron un recurso de amparo ante la Corte de Apelaciones de Santiago, pidiendo que su cliente cumpla la prisión preventiva en su domicilio, alegando que la convivencia forzada con delincuentes podría comprometer su seguridad. Citando las palabras del exsubsecretario del Interior, Felipe Harboe, enfatizaron lo peligroso que resulta que alguien encargado de combatir el crimen y la delincuencia esté expuesto a aquellos a quienes en algún momento encarceló.

La inminente amenaza que enfrenta Monsalve, apenas 33 horas después de su ingreso, ha encendido las alarmas sobre su bienestar. La Corte se encuentra ahora ante la difícil tarea de deliberar sobre el recurso planteado, mientras sus defensores se preparan para apelar la decisión de prisión preventiva. Este caso sigue generando debate y preocupación en diversos sectores de la sociedad, y muchos se preguntan: ¿qué pasará a continuación en esta compleja y tensa situación?