En un descubrimiento que generó tanto entusiasmo como controversia, en 2021, un grupo de científicos identificó una nueva especie de mosasaurio a partir de una quijada del período Cretácico con dientes inusuales hallada en una mina de Marruecos. Sin embargo, nuevos estudios plantean serias dudas sobre la autenticidad de este fósil, lo que podría afectar drásticamente nuestra comprensión de estas criaturas marinas prehistóricas.

Investigadores de la Universidad de Alberta en Canadá expresaron sus reservas sobre la quijada que sirvió para describir a Xenodens calminechari. En un artículo publicado recientemente, solicitan escaneos tomográficos detallados para verificar su legitimidad. Henry Sharpe, el líder del estudio, enfatiza la importancia de este examen: “Si se confirman nuestras sospechas, deberá ser documentado que se trata de un fraude en la literatura científica”.

Los mosasaurios, unos de los depredadores más temibles de los océanos hace entre 145,5 y 66 millones de años, podían alcanzar longitudes de hasta 17 metros. El grupo de investigación que identificó a X. calminechari se basó en la presencia de cuatro dientes afilados hallados en la quijada incompleta, estimándose que el fósil tiene entre 72,1 y 66 millones de años. La descripción original incluía detalles sobre una “batería dental” única, algo que podría revolucionar nuestras percepciones sobre la evolución de estos reptiles marinos.

Sin embargo, un examen más minucioso revela anomalías. Por ejemplo, dos dientes de la quijada están incrustados en el mismo alvéolo dental, un rasgo que contradice lo que se espera en la morfología dental de los mosasaurios, donde cada diente típicamente tiene su propio alvéolo. Michael Caldwell, un colaborador del estudio, explica: “La presencia de un agujero grande cada vez que un diente se cae sugiere que el siguiente está preparando su lugar. La superposición de tejidos en este fósil es sospechosa y podría indicar intervención artificial”, agregó.

Además, el hallazgo en la provincia de Khouribga, Marruecos, estuvo rodeado de circunstancias que levantan sospechas, ya que el fósil fue obtenido de manera no científica en una zona conocida por la producción de especímenes falsos. Hasta el momento, los investigadores sugieren que los restos podrían pertenecer en realidad a dos criaturas diferentes, un misterio que podría resolverse con el uso de técnicas de tomografía computarizada.

La comunidad científica está a la espera de los resultados que podrían esclarecer esta controversia. ¿Estamos ante el descubrimiento de un nuevo mosasaurio o frente a un elaborado engaño? La respuesta podría cambiar nuestra visión sobre estos fascinantes reptiles y, potencialmente, sobre cómo se manejan los hallazgos paleontológicos en todo el mundo. La ciencia no solo busca la verdad, ¡sino que también necesita protegerse contra engaños que podrían sacudir hasta los cimientos del conocimiento!