Durante 17 días, un extraño enjambre de drones desconocidos estuvo sobrevolando la Base Aérea Langley en Virginia, EE. UU., generando preocupación en el gobierno. El primer avistamiento se dio el 6 de diciembre de 2023 y las operaciones continuaron hasta el 23 de diciembre.

Varias fuentes han confirmado que estos drones violaron el espacio aéreo restringido de la base militar. Lo inquietante es que un testigo clave en esta situación fue el general retirado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Mark Kelly, quien estimó que el primer dron que vio medía aproximadamente 6 metros de largo y volaba a más de 160 kilómetros por hora, seguido por al menos una docena de drones más durante las noches.

Los drones comenzaron a aparecer entre 45 minutos a una hora después del atardecer, y también sobrevolaron áreas cercanas a la base del Sexto Equipo SEAL de la Marina y la Estación Naval de Norfolk, una de las instalaciones navales más importantes del mundo. Este fenómeno ha llevado a las autoridades a investigar el origen de estos vehículos aéreos no identificados, temiendo una posible amenaza a la seguridad nacional.

Los rumores han surgido en torno a la posible conexión de estos drones con potencias extranjeras como Rusia o China, lo que podría indicar un intento de probar la respuesta militar estadounidense. Hasta el momento, no se ha podido determinar de dónde provienen ni sus objetivos concretos.

El propio general Kelly indicó que el Pentágono está desconcertado por la situación, que ha sido informada al presidente Joe Biden. Además, se realizaron reuniones en la Casa Blanca con funcionarios del Departamento de Defensa y del FBI para evaluar el asunto. En un giro alarmante, se ha reportado que un ciudadano chino de 26 años fue arrestado recientemente por actividades sospechosas con drones en la misma área.

Aunque el espionaje aéreo no es suficiente para justificar el derribo de drones según la legislación federal, la presencia de estos fenómenos durante 17 noches creó un ambiente de tensión y preocupación. Los drones dieron vueltas en círculos, emitiendo luces parpadeantes y desapareciendo rápidamente, lo que complicó su identificación y captura.

El peligro de estos drones no es solo su incursión en espacios aéreos restringidos; se teme que estén diseñados para realizar tareas de vigilancia, ataques explosivos y potencialmente pueden llevar sustancias letales como productos químicos. Esto ha llevado a que las autoridades anulen misiones de entrenamiento nocturno y redirijan sus aviones de combate F-22 a otras bases para evitar riesgos.

En un contexto más amplio, el avistamiento de drones está ganando relevancia, ya que solo dos meses antes, cinco drones violaron el espacio aéreo sobre un sitio gubernamental de ensayos de armas nucleares en Nevada. Este incidente llevó a la instalación a mejorar sus sistemas de detección y defensa contra este tipo de aeronaves.

La culminación de estos eventos ha dejado a las autoridades en alerta máxima, enfatizando la necesidad de una investigación profunda sobre la identidad y los propósitos de los drones. A medida que la situación evoluciona, todos se preguntan: ¿Quién está detrás de este misterioso enjambre y cuáles son sus verdaderas intenciones en el espacio aéreo de EE. UU.?