Durante más de un siglo, la humanidad ha estado desafiando las limitaciones de la longevidad. A principios del siglo XIX, la esperanza de vida de un recién nacido era de aproximadamente 30 años; hoy, en los países más desarrollados, esa cifra supera los 80 años gracias a avances en la medicina y la salud pública. Sin embargo, surge una nueva preocupación: ¿cuánto más tiempo podrán vivir los seres humanos? La pregunta cobra relevancia con la publicación de un estudio reciente en la revista Nature Aging que indica que la acelerada expansión de la esperanza de vida que se observó en el siglo XX está llegando a su fin.

Los investigadores han analizado datos de mortalidad de regiones como Hong Kong, Japón, Corea del Sur, Australia, Francia, Italia, Suiza, Suecia y España, además de Estados Unidos, y han descubierto que las ganancias en esperanza de vida desde 1990 han disminuido significativamente. Según Jay Olshansky, profesor de la Universidad de Illinois y uno de los autores del estudio, es "poco probable" que más del 15% de las mujeres y el 5% de los hombres vivan hasta los 100 años durante este siglo. Este freno en el crecimiento de la longevidad es alarmante para muchos, especialmente considerando que algunos expertos habían pronosticado que la mayoría de los recién nacidos hoy alcanzarían el siglo de vida.

El análisis demuestra que en las últimas tres décadas, el aumento en la esperanza de vida se ha desacelerado a menos de 0,2 años anuales en la mayor parte de las poblaciones. En Estados Unidos, es especialmente preocupante, ya que se confirma que la esperanza de vida ha disminuido en comparación con el comienzo de cada década. Este fenómeno, que también se observó en momentos históricos de crisis como guerras o epidemias, plantea interrogantes sobre el futuro de la longevidad humana.

Para lograr que una mayor proporción de la población alcance los 100 años, se requerirían avances significativos en medicina que podrían ralentizar el envejecimiento humano. Sin embargo, los investigadores advierten que la mayoría de los esfuerzos realizados hasta ahora han tenido una "eficacia limitada". De los 50 compuestos estudiados en el marco de un programa de intervenciones, solo 12 lograron aumentar la esperanza de vida, todos ellos en menos del 15%.

A pesar de las malas noticias, hay quienes sostienen que el progreso en la longevidad no se ha detenido por completo. Algunos expertos creen que se puede lograr un aumento moderado en la esperanza de vida si se abordan las disparidades en la salud y se modifican los factores de riesgo como el tabaquismo y la obesidad. En España, la esperanza de vida al nacer es de 83,1 años, pero los recientes informes han mostrado que esta cifra ha mejorado ligeramente tras el impacto de la pandemia.

Es crucial señalar que, aunque hay expectativas de que la esperanza de vida podría superar los 100 años en el futuro, esto no es probable en el siglo XXI. Las científicos como Mercedes Sotos Prieto y Rosa Gómez Redondo coinciden en que aunque se han alcanzado interesantes hitos en la longevidad, es fundamental seguir investigando y apoyando iniciativas que mejoren la salud pública. Sin embargo, también aclaran que la vida de una persona extraordinaria, como Jeanne Calment, que vivió 122 años, no debe tomarse como un objetivo general para la población.

Por lo tanto, mientras algunos siguen soñando con una segunda revolución de longevidad, la realidad es que estamos en un punto crucial en la historia de la salud pública. Desde médicos hasta científicos y demógrafos, todos coinciden en que es necesario un enfoque continuo para mejorar la esperanza y la calidad de vida en las generaciones futuras. ¿Estamos ante el final de una era de esperanza en la longevidad o el comienzo de una nueva fase en nuestra búsqueda de una vida larga y saludables? ¡Lo que está claro es que el debate sobre el envejecimiento humano y la esperanza de vida está lejos de concluir!