(CNN) – Un equipo de astrónomos ha realizado un asombroso descubrimiento: han identificado un par de chorros gigantescos que emergen de un agujero negro supermasivo a unos 7.500 millones de años luz de distancia de la Tierra. Estas inmensas estructuras se extienden a lo largo de 23 millones de años luz, lo que las convierte en los chorros de agujero negro más grandes jamás observados hasta ahora.

Tradicionalmente, los agujeros negros son vistos como los 'basureros' del universo, devorando casi cualquier materia que se le acerque. Sin embargo, una parte de este material es expulsado en forma de chorros, generando poderosas erupciones a cada lado del agujero negro. Martijn Oei, investigador postdoctoral en el Instituto de Tecnología de California y principal autor del estudio recientemente publicado en la revista Nature, detalló que estos chorros pueden acelerar radiación y partículas a velocidades cercanas a la de la luz, iluminándose en longitudes de onda visibles y captando la atención de astronomos con el uso del radiotelescopio europeo LOFAR (LOw Frequency ARray) desde 2018.

Los chorros, que han sido apodados 'Porfirión' en honor a un gigante de la mitología griega, son tan poderosos que su potencia se compara con billones de soles. Oei comentó que la escala de estos chorros es verdaderamente asombrosa: “No estamos hablando de algo del tamaño de nuestro sistema solar o incluso de la Vía Láctea; esto es equivalente a 140 diámetros de la Vía Láctea en total". ¡Imaginen que nuestra galaxia sería un diminuto punto en comparación con estas erupciones colosales!

El hallazgo revoluciona nuestra comprensión del universo

Este descubrimiento ha llevado a los astrónomos a replantear qué tan grandes pueden ser los chorros de los agujeros negros y cómo podrían influir en su entorno y en la estructura del universo mismo. A medida que el equipo buscaba filamentos tenues de la red cósmica, se sorprendió al encontrar 10.000 nuevos pares de chorros de agujeros negros, un hallazgo que cambió drásticamente la comprensión de su abundancia y tamaño.

En un giro notable, el coautor del estudio, Aivin Gast, descubrió estos chorros mientras cursaba estudios en arqueología clásica en la Universidad de Oxford. Su interés y colaboración con Oei durante la pandemia lo llevaron a detectar Porfirión, generando una emoción palpable entre el equipo que seguimos explorando el cosmos en busca de respuestas.

Dando un vistazo a la red cósmica

Los agujeros negros supermasivos, ubicados en el centro de las grandes galaxias, poseen una influencia significativa no solo en su propia galaxia, sino también en el tejido del universo. Oei destacó que mientras buscaban entender la red cósmica, que es la vasta estructura de materia que conecta las galaxias, se encontraron con estas gigantescas erupciones.

Si bien antes se pensaba que las grandes erupciones de chorros eran raras, el descubrimiento de Porfirión y otros chorros de tamaño titánico sugiere que podrían ser más comunes de lo que se creía y podrían ayudar a entender cómo se ha magnetizado el universo y cómo se formaron las estructuras a gran escala de la red cósmica.

El poder oculto detrás de los chorros

La investigación posterior utilizando telescopios avanzados ha revelado que Porfirión genera suficiente calor para calentar su entorno a aproximadamente un millón de grados. Este calentamiento, si ocurrió en momentos cruciales del tiempo cósmico, podría haber influido en la formación de galaxias, proporcionando nuevas perspectivas sobre el desarrollo del universo durante sus primeros momentos.

A medida que el equipo continúa su investigación, están en el camino de descubrir no solo la naturaleza de estos chorros, sino también su potencial impacto en la magnetización del espacio intergaláctico, un conocimiento crucial para entender cómo la vida prospera en la Tierra.

Un futuro lleno de nuevos descubrimientos

La capacidad de los chorros de los agujeros negros para extenderse más allá de su galaxia anfitriona sin perder estabilidad es un misterio que aún deben resolver los científicos. A medida que continúan su búsqueda, la intrigante posibilidad de encontrar más chorros aún más colosales parece bastante real, gracias a los avances tecnológicos en la observación astronómica.

Este estudio no solo es un emocionante registro fósil de la actividad de los agujeros negros supermasivos, sino que también abre la puerta a nuevas preguntas sobre los procesos cósmicos. A medida que los astrónomos trabajan para desentrañar estos fenómenos, podrían estar al borde de un entendimiento más profundo sobre nuestra existencia en el vasto universo.