Las enigmáticas líneas de Nazca, ubicadas en la árida pampa del sur de Perú, continúan sorprendiendo a los investigadores y amantes de la arqueología. Estas incisiones, que a simple vista parecen simples rasguños en el suelo, desde el aire revelan figuras complejas como trapezoides, espirales y estilizados dibujos de colibríes y arañas. ¡Incluso hay un gato con cola de pez! Estas formaciones, algunas de las cuales superan los 24 kilómetros de longitud, son testimonio de una civilización que dató entre el 200 a.C. y el 700 d.C., anterior a los incas.

El descubrimiento de estas líneas se remonta a la década de 1920, cuando un científico peruano las localizó durante un paseo. Desde entonces, los exploradores aéreos han revelado su misteriosa grandeza. Sin embargo, un reciente estudio, liderado por Masato Sakai, arqueólogo de la Universidad de Yamagata en Japón, ha llevado este misterio a nuevos niveles. En solo seis meses, este equipo de investigadores descubrió 303 geoglifos previamente desconocidos, casi duplicando el número de figuras identificadas hasta 2020.

Utilizando inteligencia artificial y drones, cubrieron un área de 629 kilómetros cuadrados, lo que permitió obtener valiosa información sobre la función de estos símbolos. Sakai comentó, “Con casi un siglo de estudio, hemos logrado identificar un total de 430 geoglifos. Sin duda, la tecnología está cambiando nuestra comprensión de estos misterios.”

Los nuevos geoglifos, con un ancho promedio de 9 metros, son mucho más sutiles y probablemente habrían pasado desapercibidos en sobrevuelos si no hubiera sido por la aplicación de inteligencia artificial que permitió discernir sus contornos. “La IA eliminó el 98% de las imágenes, facilitando el trabajo a expertos humanos para confirmar su autenticidad,” explicó Marcus Freitag, físico de IBM que participó en el proyecto.

De los 47,410 posibles nuevos sitios identificados, solo 1,309 fueron seleccionados para un estudio más detallado. Posteriormente, 303 geoglifos fueron verificados en el terreno, que incluían representaciones de plantas, animales y, sorprendentemente, una figura de orca con un cuchillo sosteniendo una cabeza humana.

La cultura Nazca, responsable de estos notables geoglifos, dejó poco registro escrito. Su legado se limita a estos impresionantes trazos en la tierra, la cerámica y un ingenioso sistema de riego que aún se utiliza en la actualidad. Las teorías sobre la función de estas líneas varían: algunos creen que eran vías de culto a dioses, otros piensan que podrían haber servido como guías astronómicas. Las explicaciones más fantásticas incluso sugieren que eran pistas de aterrizaje para extraterrestres.

Sakai postula que muchos de los geoglifos estaban ubicados a lo largo de caminos de peregrinación, sugiriendo que eran espacios sagrados utilizados para rituales comunitarios. Los recientes descubrimientos apuntan a que estos geoglifos no solo eran una forma de arte, sino que también tenían una función social crucial dentro de su cultura.” ¿Qué más misterios ocultarán las líneas de Nazca? ¡El futuro de la arqueología es fascinante!