En un impactante giro del destino, Gislayne Silva de Deus, una valiente mujer brasileña de 35 años, ha hecho justicia por su padre, muerto violentamente hace 25 años. La conmovedora historia ha capturado la atención de medios internacionales y se ha vuelto un símbolo de perseverancia y determinación.

Gislayne es la hija de Givaldo José Vicente de Deus, quien perdió la vida el 16 de febrero de 1999 en un bar de Boa Vista tras una acalorada discusión con Raimundo Alves Gomes, un hombre involucrado en una disputa por una deuda de 150 reales. Durante la pelea, Alves desenfundó un revólver y disparó dos veces, acabando así con la vida de Givaldo de manera brutal, un acto que dejó una cicatriz imborrable en la infancia de Gislayne, quien solo tenía 9 años en ese momento.

Siguiendo adelante con su vida, Gislayne se graduó como abogada a los 18 años y trabajó en diversos casos legales. Sin embargo, en 2022, decidió dar un paso audaz y se unió a la policía, donde se convirtió en agente especializada en la captura de criminales prófugos. Este cambio fue motivado por su deseo de encontrar justicia para su padre y para todas las víctimas que, como ella, sufrieron por la violencia.

En 2024, Gislayne se integró a la Divisón de Homicidios de la Policía Estatal y semanas después tomó el caso de Raimundo Alves Gomes, quien aún tenía un largo camino judicial por recorrer, ya que su causa penal se abriría hasta 2031. La investigación se extendió durante meses, y el 25 de septiembre pasado, finalmente localizó a Alves en una finca de Nova Cidade.

En un operativo meticulosamente planeado, la policía logró capturarlo. Gislayne se sintió poderosa cuando se acercó a él en el centro policial, revelándole su identidad y el vínculo que los unía: "Soy la hija del hombre que mataste hace 25 años", le dijo.

La emoción y la justicia finalmente llegaron a su vida, y Gislayne compartió su alivio con O’Globo: “Fue un momento de paz para mi familia y para mí. Después de tantos años, finalmente logramos hacer que la justicia se manifestara.”

Si bien esta resolución no puede devolver a su padre, Gislayne se siente satisfecha de saber que el responsable enfrentará las consecuencias de su acción. "Esto es un cierre para nosotros. El asesino cumplirá la pena que debió haber cumplido hace mucho tiempo. Ahora podemos intentar sanar", concluyó.

Esta historia no solo es un testimonio del amor de una hija hacia su padre, sino también una inspiración para todos aquellos que luchan por justicia. ¡El coraje y la dedicación de Gislayne son un recordatorio de que nunca es tarde para buscar la verdad!