En un caso que parece extraído de una película, Gislayne, una valiente mujer brasileña, ha dedicado su vida a cumplir una promesa que se hizo de niña: capturar al asesino de su padre. Sin rendirse jamás, logró su objetivo 25 años después de la trágica muerte de Givaldo José Vicente de Deus.

Este conmovedor relato ha resonado a nivel internacional, resaltando la tenacidad de Gislayne en su búsqueda de justicia. La historia se remonta al 16 de febrero de 1999 en un bar de Boa Vista, Roraima, Brasil, donde su padre fue asesinado tras una discusión que involucraba una deuda de 150 reales.

Aquel día, un altercado entre Givaldo y Raimundo Alves Gomes culminó en un disparo mortal, dejando a Gislayne, que en ese momento tenía solo 9 años, con una promesa imborrable: jamás se detendría hasta que el responsable pagara por su crimen.

A medida que crecía, su determinación la llevó a estudiar Derecho, pero en 2022 decidió cambiar su rumbo y se unió a la policía con el propósito expreso de hacer justicia por su padre. En 2016, el caso finalmente llegó a juicio, pero Gómez casi logra evadir la condena. Sin embargo, gracias a la persistencia de la familia y un nuevo testigo, fue condenado a 12 años de prisión, aunque su captura seguía pendiente.

En 2022, un familiar de Gislayne vio al asesino cerca de Boa Vista, pero ella aún no formaba parte de las fuerzas del orden. A pesar de esto, no se rindió: en 2024 fue asignada a la División de Homicidios de la Policía Estatal, donde pudo investigar su propio caso familiar.

Finalmente, el 25 de septiembre de ese año, Gislayne y su equipo lograron capturar a Raimundo Alves Gomes en una propiedad rural donde se ocultaba. Su reacción fue conmovedora; le dijo: “Es por mí que estás aquí. Ahora vas a pagar por lo que hiciste.”

Al capturar al responsable de la muerte de su padre, Gislayne sintió una mezcla de alivio y emoción. “Con su arresto lavé mi alma y la de toda mi familia... Esto no traerá a nuestro padre de vuelta, pero él (Raimundo) enfrentará la pena que debió haber cumplido hace mucho tiempo”, declaró emocionada.

Este caso no solo es un testimonio del poder del amor filial y la búsqueda de justicia, sino también un claro mensaje sobre la resiliencia humana y la lucha incansable por la verdad. Gislayne finalmente puede encontrar paz tras 25 años de dolor, mientras que la comunidad observa con respeto su increíble viaje hacia la justicia.