José Miguel García, un conocido catedrático de Química Orgánica, ha sido recientemente elegido rector de la Universidad de Burgos (UBU). Aunque fue el único candidato, su tarea apenas comienza y ya está centrado en uno de los objetivos más ambiciosos de su mandato: transformar la UBU en una universidad 4.0, conectada con la sociedad y el entorno europeo. Con la llegada del grado de Matemáticas Aplicadas y Computación en septiembre y el esperado grado de Medicina para el curso 2026/2027, la universidad se enfrenta a grandes retos y oportunidades.

La elección de García como rector, después de tantos años en la universidad, refleja su experiencia en los tres perfiles fundamentales del ámbito académico: docente, investigador y gestor. "Conozco bien la universidad y estoy preparado para llevar a cabo la transformación que proponemos”, afirma.

Uno de sus grandes logros será la implementación del grado de Medicina, que se prevé que contribuya significativamente a resolver el problema de escasez de profesionales de la salud en el medio rural. Según García, "es un problema que se agrava en áreas sin centros de formación médica cercanos, y con el nuevo grado, podemos ayudar a paliar esa situación".

García también especificó que la Universidad de Burgos es un pilar esencial en el desarrollo socioeconómico de la región, y que la colaboración con la industria local será clave para asegurar la relevancia del nuevo grado en Matemáticas Aplicadas, que se alineará con las necesidades del sector tecnológico y de datos.

La investigación es otro de los pilares de su gestión. "No podemos entender la educación superior sin la investigación. Vamos a integrar los resultados de la investigación en la formación estudiantil para que nuestros graduados estén preparados para innovar y contribuir al desarrollo de la sociedad", destacó.

Sin embargo, García reconoció que la financiación sigue siendo un desafío. Criticó la falta de estabilidad en el apoyo a la investigación y enfatizó la importancia de contar con una financiación básica que permita seguir avanzando. "Cada euro que conseguimos para la universidad se multiplica por cinco para el beneficio de la sociedad. Es fundamental tener un soporte sólido para maximizar nuestro impacto".

Sobre la necesidad de un nuevo mapa de titulaciones, García sugirió que sería prudente escuchar las demandas del entorno socioeconómico para adaptarse a los cambios del mercado laboral en los próximos años. Además, mostró su disposición a compartir grados y programas con otras universidades de la comunidad para fomentar la colaboración y la innovación.

García también abordó la percepción de endogamia en la universidad, asegurando que hay una creciente movilidad y se está trabajando en atraer talento del extranjero. Por último, enfatizó su compromiso de fortalecer el Grado de Medicina, que considera una oportunidad única para transformar la formación sanitaria en la región. "Consolidar Medicina no solo es un reto administrativo, sino una oportunidad para mejorar nuestra sociedad y asegurar un futuro mejor para el personal sanitario en el medio rural".