Todo comenzó de manera inusual, durante una pelea en un sitio de excavación cuando unos paleontólogos se encontraron en medio de una discusión lúdica, utilizando estiércol seco de elefante como proyectiles. Para protegerse de los ataques de sus rivales, dos de ellos se refugiaron en un barranco, y fue allí donde hicieron un descubrimiento asombroso: huellas de animales que datan de hace 3,66 millones de años, impresas en un lecho de fango volcánico endurecido.

Este hallazgo no solo evidencia el hecho de que los antepasados de los humanos ya caminaban erguidos, sino que abre un nuevo debate sobre cómo esta habilidad nos ha moldeado como especie. Caminar sobre dos pies permitió no solo una mejor visualización del entorno, sino que también facilitó el uso de herramientas y la caza. Estudios sugieren que esta adaptación fue crucial para nuestra supervivencia en un mundo donde los depredadores abundaban.

Además, se plantea que este cambio en la locomoción tuvo implicaciones sociales y culturales, promoviendo la cooperación entre grupos humanos y el desarrollo de la comunicación. La habilidad de transportar recursos a grandes distancias y la posibilidad de usar las manos para manipular objetos transformaron nuestras sociedades.

Así que, la próxima vez que camines erguido, recuerda que no solo estás siguiendo un instinto natural, sino que formas parte de una historia evolutiva épica que nos ha llevado a ser lo que somos hoy: humanos.