En los últimos años, la migración de estudiantes de medicina ha crecido de forma alarmante en la región. Lo curioso es que no se trata únicamente de la búsqueda de una mejor educación. Más bien, los elevados costos asociados a la formación académica han empujado a muchos a buscar alternativas más accesibles en países como Argentina, Perú y Venezuela, marcando un cambio de rumbo en las dinámicas educativas de salud.

Por ejemplo, Perú ha visto un incremento notable en la migración interna, donde muchos jóvenes estudiantes optan por formarse en provincias debido a los altos costos de vida y la competencia feroz en las universidades más prestigiosas, como la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En el contexto argentino, cerca del 5% de los estudiantes en facultades de medicina son extranjeros, número que se eleva a entre el 20 y 24% en áreas relacionadas con la salud. Un relevante 90% de estos proviene de otros países latinoamericanos.

Además, la situación en Venezuela es digna de mención. A pesar de la crisis económica que ha llevado a muchos profesionales de la salud a emigrar, el país sigue siendo un imán para estudiantes internacionales que buscan una formación en medicina a bajo costo. La Universidad Central de Venezuela (UCV) es particularmente popular entre aquellos de Colombia y Ecuador.

Por otro lado, en las universidades de la República Dominicana, la matrícula de estudiantes extranjeros también es considerable, atraídos por costos competitivos y la calidad educativa. La especialización en áreas como medicina general y odontología están en alta demanda.

En el ámbito peruano, los datos son alarmantes. Un estudio indica que uno de cada cuatro estudiantes de medicina en el país ha migrado para estudiar, siendo Lima la ciudad con mayor proporción de migrantes, alcanzando un 15,8%. Sin embargo, en provincias, esta cifra se eleva casi al 30%. Este movimiento interno se refleja en la búsqueda de opciones más económicas y accesibles.

Vale la pena mencionar que la homologación de títulos se ha vuelto un tema candente en la región. En muchos casos, los estudiantes enfrentan trámites prolongados y complicados para ejercer su profesión después de completar su formación en otros países. En Argentina, un impresionante 31,3% de los postulantes a residencias médicas en 2024 eran extranjeros, un número que se ha incrementado en comparación con años anteriores.

Chile también ha visto crecer la cantidad de médicos extranjeros, en su mayoría provenientes de Ecuador y Venezuela, que buscan mejores condiciones laborales. Sin embargo, los datos sobre su permanencia en el país son inciertos.

La migración de estudiantes de medicina no solo revela disparidades económicas y educativas en la región, sino que también destaca la necesidad urgente de reformas en los sistemas de educación y salud. A medida que esta nueva ola de estudiantes continúa expandiéndose, será crucial monitorear sus trayectorias y contribuciones al sistema de salud local, lo que podría tener un impacto significativo en la calidad del cuidado médico disponible en toda la región.