Salud

La Sociedad del Bienestar y la Paradoja del Dolor: ¿Por Qué Nos Atrapó el Dolor de Espalda?

2024-10-05

La sociedad del bienestar se define como un modelo que busca minimizar las desigualdades sociales y mejorar la calidad de vida a través de la distribución equitativa de recursos. Sin embargo, hay un fenómeno inquietante que ha comenzado a emerger: el dolor, en todas sus formas, se ha convertido en un determinante crítico que afecta la calidad de vida de millones de personas, al tiempo que desgasta los recursos del sistema de salud y agrava las diferencias entre clases sociales.

Un ejemplo claro es el dolor de espalda, que se ha convertido en la principal causa de discapacidad para mayores de 45 años a nivel global. Estudios indican que el 80% de la población experimentará dolor de espalda en algún momento de su vida, y lo alarmante es que este dolor superó el costo de patologías más conocidas como la diabetes o el cáncer. Esto no solo refleja una crisis de salud, sino que también destaca la urgencia de abordar este problema desde una óptica económica, social y de salud pública.

Entre las múltiples causas que contribuyen a la creciente prevalencia del dolor de espalda, se encuentra la relación con los estilos de vida en sociedades modernas. A pesar de los avances tecnológicos que prometen mejorar nuestro bienestar, también han transformado el entorno físico en el que vivimos, dejándonos atrapados en un estilo de vida sedentario. Esto conlleva no solo un incremento en problemas de salud, sino una paradoja inquietante: a medida que la esperanza de vida se incrementa, también lo hacen las enfermedades, que aparecen en edades más tempranas.

El sedentarismo se ha vuelto un factor decisivo en la actual transición epidemiológica. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta un 27.5% de los adultos y más del 80% de los adolescentes no logran alcanzar los niveles recomendados de actividad física. Este hecho no solo es alarmante para la salud individual, sino que tiene implicaciones directas en la salud pública, creando un ciclo vicioso que sigue debilitando a la sociedad.

Para revertir esta tendencia y maximizar el potencial de nuestra sociedad del bienestar, es crucial fortalecer el sistema sociosanitario, integrar programas de rehabilitación en la cobertura universal de salud y promover la actividad física en todas las etapas de la vida y entre todas las poblaciones.

Además, necesitamos repensar el concepto de movimiento, considerándolo desde una perspectiva ecológica y evolutiva, asegurándonos de que forme parte integral de nuestra existencia, desde la infancia hasta la vejez. No podemos seguir ignorando el dolor; es hora de enfrentar la realidad y buscar soluciones efectivas.