El cáncer gástrico es una de las principales causas de muerte a nivel mundial, afectando a cerca de un millón de personas cada año y causando alrededor de 800,000 muertes. Sin embargo, un avance prometedor ha surgido en la lucha contra esta devastadora enfermedad: la erradicación de la bacteria Helicobacter pylori podría ayudar a prevenirla. Pero, aquí viene la gran interrogante: ¿cuál es el verdadero impacto de la detección de esta bacteria en la incidencia y mortalidad del cáncer gástrico?

Investigadores de la Universidad Nacional de Taiwán han realizado un estudio innovador para averiguarlo. Su enfoque fue evaluar cómo la invitación a realizarse pruebas de detección de H. pylori influye en el desarrollo del cáncer gástrico y en la tasa de mortalidad asociada.

El equipo llevó a cabo un ensayo clínico aleatorizado que involucró a 152,503 adultos de entre 50 y 69 años en el condado de Changhua, Taiwán. Todos los participantes eran elegibles para realizar pruebas inmunoquímicas fecales (FIT) bienales para la detección del cáncer de colon. Al azar, los participantes fueron divididos en dos grupos: uno recibió una invitación para la evaluación del antígeno de H. pylori en heces (HPSA) junto con FIT (n=63,508), mientras que el otro grupo solo realizó la prueba FIT (n=88,995).

Los resultados fueron interesantes. En el grupo HPSA + FIT, un 38.5% de los participantes resultó positivo para H. pylori. De este grupo, el 71.4% recibió tratamiento con antibióticos, alcanzando una impresionante tasa de erradicación del 91.9%. En términos de incidencia de cáncer gástrico, se observaron tasas de 0.032% en el grupo HPSA + FIT frente a 0.037% en el grupo solo FIT, con una diferencia que no resultó significativa (P=0.23). En cuanto a la mortalidad, las tasas fueron 0.015% y 0.013% respectivamente, nuevamente sin diferencias significativas (P=0.57).

Además, al considerar la duración del seguimiento y las características de los pacientes, la invitación a realizar la prueba combinada HPSA + FIT se asoció con una menor incidencia de cáncer gástrico, con un índice de 0.79, aunque no hubo cambios en la mortalidad (1.02) comparado con aquellos que solo realizaron FIT. Entre quienes recibieron tratamiento antibiótico, los efectos adversos más comunes fueron el dolor abdominal o diarrea (2.1%) y dispepsia o falta de apetito (0.8%).

En conclusión, invitar a los participantes a realizarse la prueba combinada de HPSA y FIT demostró disminuir la incidencia de cáncer gástrico, una noticia alentadora en la prevención de esta enfermedad, aunque no se evidenció un impacto en la mortalidad relacionada. Este estudio destaca la importancia de la detección temprana en la lucha contra el cáncer gástrico y podría abrir nuevas vías de investigación y tratamientos.