Ayer por la tarde se revelaron los resultados de la segunda vuelta de las elecciones de gobernadores regionales en Chile. En la región metropolitana, el actual gobernador Claudio Orrego, independiente, logró ser reelecto con más de dos millones y medio de votos (55,03%), superando por más de diez puntos a su adversario Francisco Orrego de Renovación Nacional, quien obtuvo cerca de 2.056.000 votos (44,97%).

Tras conocer su derrota, el excandidato Francisco Orrego expresó: “Contar con el cariño de ustedes es lo más lindo que puede tener una persona en la vida. Esos abrazos, esas muestras de amistad son lo más importante que podemos tener los que nos dedicamos al servicio público”. Sin embargo, su mensaje de aceptación no resonó entre los líderes de Chile Vamos.

El presidente de la UDI, Guillermo Ramírez, mostró un gesto de negación con la mano izquierda, ignorando los intentos de reconciliación de Orrego. De manera similar, Rodrigo Galilea, su par de Renovación Nacional, sugirió con un gesto que Orrego debía abandonar el escenario. Un desaire que se vio complementado por la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, quien, al ser cuestionada sobre la derrota de su candidato, soltó una crítica mordaz: “Que ustedes hayan pensado que efectivamente podía ganar es ya darle mucho crédito a Pancho”.

Matthei añadió con sarcasmo: “¿Quién hubiera dicho hace cuatro meses que él iba a pasar a segunda vuelta y iba a obtener un 45%? El resultado es una hazaña”. Estas declaraciones reflejan la reacción fría y distante de los líderes de la coalición frente a la derrota, lo que ha generado un clima de tensión y descontento entre los sectores aliados.

Analistas políticos comentan que la actitud de los líderes de Chile Vamos podría poner en riesgo la cohesión del bloque y sus futuras estrategias electorales. Con la próxima elección presidencial a la vista, muchos se preguntan si estas diferencias internas afectarán la capacidad del partido para presentar una oposición unida frente a las alianzas de la centroizquierda que han estado en ascenso.

Este revés podría abrir la puerta a un replanteamiento de las tácticas y un cambio en los rostros visibles de la coalición. La pregunta que todos se hacen ahora es: ¿podrán recuperarse o el desaire marcará un antes y un después en Chile Vamos?