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Un amor prohibido que desafió todas las normas: La historia de Romina y Hernando, un sacerdote y una catequista argentina

2024-10-10

Autor: Santiago

Romina Vásquez tenía solo 18 años cuando su vida dio un giro inesperado. Estudiante obediente y catequista en la parroquia de San Miguel Arcángel, en San Rafael, nunca podría haber imaginado que la llegada de un joven sacerdote, Hernando García, cambiaría su destino para siempre.

Hernando, quien ingresó al seminario a los 17 años y fue ordenado sacerdote a los 26, encontró en Romina una amiga cercana y confidente. Su relación se caracterizó por la confianza y el respeto mutuo. Sin embargo, a medida que pasaron cinco años, la amistad se transformó en algo más profundo y significativo.

La distancia jugó un papel crucial en su historia. Cuando Hernando se trasladó a Roma para estudiar teología, ambos se dieron cuenta de que sus sentimientos habían evolucionado, y el amor comenzó a florecer entre la tristeza de la separación. "Me di cuenta de que me moría sin ella", confesó Hernando, mientras que Romina recordó cómo el contacto por correo electrónico intensificó sus emociones.

Reunidos durante una breve visita a Argentina, hablaron sobre su relación y decidieron que no podían seguir ignorando lo que sentían. Sin embargo, la situación era complicada: Romina se enfrentaba a la presión de su familia, que tenía un papel importante en la iglesia, y Hernando debía lidiar con la curia, que no vería con buenos ojos su decisión de dejar el sacerdocio.

Finalmente, un 1 de enero de 2009, Hernando se reunió con el obispo y decidió que ya no podía continuar en ese camino: "Le conté todo y no me retuvo", recordó. A pesar de su decisión de dejar el sacerdocio, la situación se tornó difícil, con amenazas y presiones de la comunidad. A pesar de todo, un sacerdote mayor se convirtió en su único aliado.

El primer beso entre ambos llegó después de que Hernando dejara el sacerdocio. "Fue un momento puro y lleno de amor", relató Romina, quien, tras obtener una dispensa para poder casarse en la iglesia, se enfrentó a nuevos obstáculos.

Ocho años después de su separación, decidieron finalmente casarse por civil mientras esperaban la dispensa papal. La celebración, aunque pequeña e íntima con una bendición religiosa, fue muy significativa para ellos. Apenas un mes después, se enteraron de que la dispensa papal ya estaba lista desde octubre de 2011, lo que les permitió casarse por la iglesia el 26 de mayo de 2012, cumpliendo así su sueño de recibir el sacramento.

Hoy, con 41 años Romina y 50 Hernando, la pareja ha encontrado una forma diferente de vivir su religión, alejándose de rutinas tradicionales como ir a misa, pero manteniendo su fe viva a través de prácticas cotidianas. "Lo hacemos a nuestra manera, en la vida diaria", afirmaron. Su amor ha superado los desafíos más grandes, demostrando que a veces, el amor verdadero desafía incluso las normas más estrictas.