Warren Buffett, el legendario inversor y CEO de Berkshire Hathaway, ha tomado decisiones audaces sobre el destino de su inmensa fortuna, que se estima en cerca de 150.000 millones de dólares. A sus 94 años, el "Oráculo de Omaha" reafirmó su compromiso de donar toda su riqueza en un mensaje que envió a sus accionistas, destacando su rechazo a la idea de la "riqueza dinástica".

El 25 de noviembre, Buffett anunció su intención de donar 1.200 millones de dólares a fundaciones familiares, con énfasis en la Fundación Susan Thompson Buffett, que honra a su esposa. Este acto altruista no es nuevo: desde 2006, Buffett ha mantenido su convicción de que su fortuna debe beneficiar a otros, y no perpetuarse en su familia.

Sus tres hijos, Susie, Howi y Peter, serán los responsables de decidir cómo distribuir esta inmensa riqueza. “Los hijos han justificado nuestras esperanzas y, al momento de mi muerte, asumirán la responsabilidad de repartir mis bienes en Berkshire, que constituyen el 99,5% de mi fortuna”, explicó Buffett. Sin embargo, el tiempo es un factor crítico: sus hijos tienen entre 60 y 70 años, y Buffett ha admitido que su esperanza de vida puede no ser suficiente para que ellos cumplan con esta tarea.

Si sus hijos no pueden cumplir con el legado de su padre, Buffett ha preparado una lista de sucesores más jóvenes, aunque no reveló quiénes serían. Pone en duda si las futuras generaciones tendrán las prioridades y la competencia necesarias para manejar tal cantidad de riqueza, dado que el panorama filantrópico podría cambiar drásticamente con el tiempo.

La reflexión sobre la vida y la muerte también tuvo un lugar en su misiva. Buffett comentó cómo el tiempo puede ser injusto y reflexionó sobre su propia mortalidad: "He tenido suerte, pero el tiempo no es un amigo".

Buffett ofreció consejos valiosos sobre cómo los padres deberían manejar la educación de sus hijos sobre el patrimonio. Insistió en que los padres deben proporcionar suficiente riqueza para que sus hijos tengan oportunidades, pero no tanto como para que se vuelvan perezosos. Además, recomendó a los padres discutir abiertamente su testamento con sus hijos antes de firmarlo, a fin de evitar malentendidos y rencores a futuro.

Destacó la importancia de la comunicación familiar, sugiriendo que muchas disputas se originan por la falta de conversación sobre la herencia. Él mismo ha tenido diálogos honestos sobre su testamento con sus hijos a lo largo de los años.

Finalmente, Buffett reconoció que su éxito se vio influido por su suerte de haber nacido en la década de 1930 como hombre blanco, afirmando que fue un contexto que le proporcionó la confianza necesaria para alcanzar su nivel de riqueza. También destacó lo extraordinario que ha sido ver cómo las fortunas en Estados Unidos han crecido a niveles que él nunca imaginó en su juventud.

A medida que se acerca el final de su vida, Buffett continúa demostrando que la verdadera riqueza radica en el impacto positivo que puede tener en la sociedad.