El presidente ruso Vladimir Putin ha marcado un cambio drástico en la política nuclear de su país. El martes pasado, firmó un decreto que reduce significativamente el umbral para el uso de armas nucleares, una estrategia que parece diseñada para enviar un mensaje claro a Ucrania y sus aliados, especialmente ante el reciente respaldo militar estadounidense a Kiev.

Este ajuste en la doctrina nuclear rusa, que Putin ya había esbozado en un discurso televisado en septiembre, se produce solo dos días después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizara el envío de misiles de largo alcance a Ucrania, lo que ha elevado las tensiones en el conflicto. La nueva doctrina establece que Rusia 'se reserva el derecho' a utilizar armas nucleares en respuesta a ataques convencionales que pongan en peligro su soberanía.

Por si fuera poco, el Ministerio de Defensa de Rusia divulgó que Ucrania había utilizado misiles balísticos de largo alcance, conocidos como ATACMS, para atacar un depósito de municiones en el suroeste de Rusia. Este tipo de misiles, que tienen un alcance de hasta 306 kilómetros, es uno de los más poderosos que se han suministrado a Ucrania por parte de Occidente, lo que preocupa enormemente a Moscú.

El cambio en la doctrina implica, por primera vez, que Rusia podría considerar el uso de su arsenal nuclear no solo en respuesta a un ataque directo, sino también en situaciones indirectas, como cuando un país no nuclear, pero con apoyo de un Estado nuclear (en este caso, Estados Unidos), ataca objetivos en territorio ruso. La doctrina anterior se centraba únicamente en la respuesta a ataques nucleares, un cambio alarmante que ha provocado críticas hacia el Kremlin.

Un alto funcionario ruso comentó que este ajuste busca disuadir a cualquier potencial agresor, haciendo hincapié en que cualquier ataque contra Rusia o sus aliados en cooperación con un país nuclear será considerado como una agresión conjunta. Esto ha causado que los funcionarios occidentales expresen su creciente preocupación por la posibilidad de que Rusia recurra a acciones nucleares si el conflicto se intensifica.

En el escenario de la guerra, las fuerzas rusas están avanzando en el este de Ucrania, mientras que las tropas ucranianas lidian con problemas de reclutamiento y desmoralización, lo que añade más complejidad a la situaciónactual. La reciente conversación de Putin con el canciller alemán Olaf Scholz ha marcado un giro en sus relaciones internacionales, desafiando dos años de aislamiento diplomático, y se interpreta como un intento de Rusia de normalizar su estatus global en medio de la crisis.

Desde el inicio de la invasión a Ucrania en febrero de 2022, Putin ha tratado de usar la amenaza de su arsenal nuclear como un medio de disuasión contra la intervención occidental. Sin embargo, su estrategia ha encontrado un obstáculo a medida que Estados Unidos ha continuado apoyando a Ucrania con ayuda militar, incluyendo tanques modernos y sistemas de artillería.

Ahora surge la pregunta de cómo responderá Putin a esta nueva fase del conflicto, sobre todo con el potencial regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y lo que esto podría significar para la diplomacia en la región. Algunos analistas advierten que Putin podría verse tentado a aumentar la agresividad de su postura militar antes de que Trump asuma el cargo, en un intento de forzar un acuerdo de paz que favorezca sus intereses.

A medida que las tensiones escalan, el mundo observa con preocupación los movimientos de Rusia, que están dando forma a un nuevo escenario geopolítico sumamente peligroso. ¿Estamos a las puertas de una guerra nuclear? Solo el tiempo lo dirá, pero las señales son cada vez más inquietantes.