El nuevo CEO de Boeing, Kelly Ortberg, ha tomado la decisión de enfrentar de manera contundente la grave crisis que atraviesa la compañía aeronáutica. Tras el anuncio del despido de 17.000 empleados, que representa un 10% de su fuerza laboral, y en medio de una huelga que ha complicado aún más la situación, Boeing ha iniciado un ambicioso plan para estabilizar su delicada situación financiera. Recientemente, la empresa comunicó a la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (SEC) la obtención de un préstamo de 10.000 millones de dólares (aproximadamente 9.200 millones de euros) y registró un folleto para emitir acciones, deuda convertible y otros títulos por un total de 25.000 millones de dólares adicionales.

"Estos pasos son esenciales para fortalecer el acceso de la empresa a la liquidez", indicó Boeing en su comunicado. Ortberg también destacó la necesidad de lograr "el equilibrio necesario" para realizar inversiones y satisfacer las demandas de empleados y clientes, lo que demuestra la delicadeza de la situación.

Boeing ha conseguido asegurar el crédito de 10.000 millones de dólares con algunos de los grandes bancos de Wall Street, incluyendo BofA, Citibank, Goldman Sachs y JPMorgan. Con un plazo de 120 días para utilizar el nuevo crédito, el acuerdo impone restricciones sobre la capacidad de Boeing para permitir que la deuda consolidada supere el 60% del capital total de la empresa, además de incluir condiciones sobre la amortización anticipada de deudas.

El folleto para la ampliación de capital también ofrece flexibilidad, permitiendo emisiones de diferentes títulos hasta alcanzar los 25.000 millones de dólares. Según reporta The Wall Street Journal, Boeing planea inicialmente utilizar este folleto para cubrir una ampliación de capital de 10.000 millones de dólares. Actualmente, la compañía tiene un valor de mercado de aproximadamente 92.000 millones de dólares, lo que podría llevar a una ampliación de más del 10% dependiendo de los términos de colocación.

Los fondos recaudados serán utilizados para "fines corporativos generales", que incluirán el reembolso de deudas, mantenimiento del capital circulante y financiamiento de inversiones en sus filiales. Esta decisión es crítica, ya que Boeing cerró el tercer trimestre con una posición de efectivo e inversiones en valores negociables de solo 10.500 millones, en medio de una paralización de la producción debido a la huelga por falta de acuerdo con el sindicato mayoritario.

El daño es severo: Boeing anticipó pérdidas de 9,97 dólares por acción para el tercer trimestre, lo que se traduce en pérdidas totales de aproximadamente 6.100 millones de dólares en tres meses. Ya en la primera mitad del año, habían registrado pérdidas por unos 1.800 millones. La situación se ha vuelto insostenible, acumulando pérdidas de casi 24.000 millones de dólares en los últimos cinco años, con la expectativa de que esta cifra supere los 30.000 millones al finalizar el año.

Este conflicto laboral es solo un capítulo en un año desafiante para Boeing, que comenzó con un insólito accidente en enero donde un avión de Alaska Airlines perdió un panel crítico durante el vuelo. Además, un informe transmitido por los reguladores estadounidenses en febrero cuestionó la "cultura de seguridad" en Boeing, lo que agregó más tensión a su reputación. Todo esto ha llevado a que el ex presidente y CEO, Dave Calhoum, anunciara su renuncia en marzo. ¿Podrá Boeing superar esta crisis y volver a los cielos? La historia continúa.