Aunque parece que las peores semanas de sequía en Catalunya han quedado atrás, la realidad es que la delicada situación en la región ha mantenido a todos en alerta. La severa falta de lluvias llevó al Govern de la Generalitat a declarar la emergencia por sequía el 1 de febrero, cuando las reservas de agua cayeron a niveles alarmantes, por debajo de los 100 hm³, afectando gravemente a la agricultura y el suministro de agua potable.

Sin embargo, la situación comenzó a cambiar con las lluvias de junio, lo que llevó a las autoridades a levantar la emergencia en el sistema Ter Llobregat, que abastece a unos seis millones de personas en el área metropolitana de Barcelona y parte de Girona. Las restricciones comenzaban a endurecerse, ofreciendo un rayo de esperanza a los agricultores y a la población.

Pero la historia no terminó ahí. Con el inicio del verano y las olas de calor, las condiciones volvieron a tornarse críticas. Fue entonces cuando la llegada de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) trajo consigo intensas lluvias, aliviando la preocupación por la sequía en toda Catalunya. En los últimos días, se han registrado precipitaciones importantes que han recargado los embalses y mejorado las condiciones de suelo en regiones afectadas.

Esta combinación de factores ha hecho que las previsiones sobre el estado de las reservas de agua sean más optimistas, aunque los expertos advierten que la situación puede cambiar rápidamente si no se producen lluvias suficientes en los meses venideros. ¿Podrán los habitantes de Catalunya disfrutar de un nuevo verano sin las sombras de la sequía? Solo el tiempo lo dirá.