Josep Borrell, el alto representante para Política Exterior de la UE, ha calificado el reciente alto el fuego en Líbano como un “rayo de esperanza”, instando a la comunidad internacional a buscar una solución pacífica al prolongado conflicto en Oriente Próximo. La situación ha tomado un giro complejo después de que el Tribunal Penal Internacional emitiera órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su exministro de Defensa, Yoav Gallant. Varios países europeos, incluyendo Francia y Alemania, han cuestionado estas órdenes, lo que ha llevado a Borrell a hacer un llamamiento para respetar las decisiones del tribunal con el fin de preservar la justicia global.

Borrell ha señalado que el contexto actual de Israel es radicalmente diferente al de hace un año, antes del ataque de Hamás que desató un conflicto brutal en Gaza. "La sociedad israelí está siendo colonizada desde dentro por el extremismo", advirtió, enfatizando la urgencia de enfrentar esta amenaza al núcleo de la democracia israelí.

En un contexto donde el alto el fuego parece frágil, se han reportado heridos en el sur de Líbano debido a disparos realizados por un tanque israelí, confrontando directamente la tregua que se había establecido recientemente. Los disparos ocurrieron en las localidades de Markaba, Wazzani y Kfar Chouba, y aunque la situación es tensa, hasta el momento no se han confirmado más incidentes significativos.

El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, alabó las acciones de España en la búsqueda de paz en la región, afirmando que el país ha hecho más que cualquier otro para alcanzar este objetivo. Resoluciones clave incluyen el reconocimiento del Estado de Palestina y la suspensión de licencias de exportación de armas a Israel desde el 7 de octubre de 2023. Además, España se ha comprometido a destinar fondos significativos al Tribunal Penal Internacional y a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA).

En cuanto a los recientes desplazamientos de la población, miles de libaneses han comenzado a regresar a sus hogares, aunque el ejército israelí advierte que la situación no es completamente segura. La tregua, que se ha definido como un acuerdo temporal de 60 días, ha traído un ligero alivio tras un año de confrontaciones devastadoras donde se ha contabilizado un sinnúmero de bajas. Los esfuerzos para asegurar el despliegue del ejército libanés en el sur del país se están coordinando con la atención internacional, donde Estados Unidos y Francia han asumido roles críticos en la supervisión de este proceso.

En una declaración contundente, el primer ministro libanés, Najib Mikati, ha instado a Israel a respetar el alto el fuego y a retirarse de todas las posiciones ocupadas. Este es un paso importante en el camino hacia la reconstrucción y recuperación de Líbano, que ha soportado uno de los conflictos más destructivos en su historia reciente. Las autoridades libanesas esperan que la comunidad internacional juegue un papel activo en la promoción de la paz y la estabilidad en la región.