COP29: Los Países Ricos Prometen 300.000 Millones para la Crisis Climática, ¿Es Suficiente?
2024-11-23
Autor: Laura
La COP29 en Bakú se ha convertido en un escenario de intenso debate entre naciones desarrolladas y en desarrollo mientras la Cumbre del Clima se acerca a su resolución. La lucha por la financiación climática ha creado un ambiente tenso, donde las ONG han instado a los países en desarrollo a romper el silencio y negociar ante la insatisfacción con las ofertas de asistencia financiera.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha lanzado un llamado urgente a las naciones más ricas para que aumenten su compromiso y ofrezcan 300.000 millones de dólares anuales, una cifra que busca aliviar la presión sobre los países más vulnerables a los efectos del cambio climático. Sin embargo, esta propuesta ha encontrado resistencia de potencias como Estados Unidos, Canadá y Japón, que han expresado objeciones a aumentar su asistencia financiera.
En un giro inesperado, los países ricos han indicado disposición a satisfacer la demanda de 300.000 millones, pero su oferta inicial era de 250.000 millones, muy alejada de la meta de 1,3 billones de dólares que los países en desarrollo argumentan necesitar a partir de 2035.
Juan Carlos Monterrey, representante de Panamá en la COP29, criticó fuertemente la propuesta de los países desarrollados: "Ofrecer 250.000 millones es un desprecio hacia las naciones que enfrentan la crisis climática y equivale a un escupitajo en la cara de los más vulnerables". Esta opinión fue respaldada por Ali Mohamed, delegado de Kenia, quien advirtió que las necesidades de adaptación en África superan los 400.000 millones de dólares anuales, lo que hace inaceptable cualquier cifra inferior.
La Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS), conocida por su influencia en el Acuerdo de París, también ha manifestado su descontento, exigiendo un trato más justo para los países en desarrollo, que son los más golpeados por su vulnerabilidad ante el cambio climático.
Mukhtar Babayev, presidente de la COP29, ha prometido extender las negociaciones más allá del plazo del 22 de noviembre, buscando un consenso que aseguré un acuerdo fructífero. Sin embargo, su gestión ha sido criticada por no proporcionar soluciones efectivas ni promover el entendimiento entre las naciones ricas y las más pobres.
A pesar de las tensiones, algunos representantes, como Chris Bowen, ministro australiano de Cambio Climático, han destacado el esfuerzo por alcanzar un equilibrio en las negociaciones. Aun así, la crítica hacia la propuesta de financiación privada para llenar el vacío ha sido feroz, con activistas y representantes de ONGs advirtiendo de los riesgos que esto conlleva en términos de deuda y falsas soluciones como los créditos de carbono.
Ante estas tensiones, Namrata Chowdary, portavoz de 350.org, ha clamado por un liderazgo real en este crucial momento, mientras que Mariana Paoli, de Christian Aid, advirtió que sería más ético que los países en desarrollo se levantaran de la mesa antes que aceptar un acuerdo que consideran inadecuado.
Las decisiones en esta cumbre no solo afectan a los países involucrados, sino que tienen repercusiones globales en el futuro de nuestro planeta. La urgencia climática demanda acción y compromiso real, y el tiempo se está agotando. ¿Lograrán los líderes del mundo encontrar un terreno común para enfrentar esta crisis existencial? Las próximas horas en Bakú serán cruciales.