El conflicto en Oriente Medio se intensifica. El Ministerio de Asuntos Exteriores de España ha confirmado que no hay ciudadanos españoles entre las víctimas del reciente ataque a un convoy de ayuda humanitaria en Gaza. Este ataque, llevado a cabo por un dron israelí en la ciudad de Jan Yunis, dejó al menos cinco muertos, incluyendo a tres trabajadores de la ONG World Central Kitchen (WCK) que estaba coordinada por el chef español José Andrés. Según testigos presenciales, el ataque se produjo mientras un grupo de personas intentaba apoderarse de la mercancía del convoy humanitario. Muchos temen que la situación humanitaria en la región se deteriore aún más mientras el número de víctimas continúan aumentando.

El Ministerio de Sanidad de Gaza ha elevado las cifras de muertos a aproximadamente 44,400 desde el comienzo de la ofensiva israelí, desatada tras los ataques del 7 de octubre de 2023. Las condiciones en Gaza son cada vez más alarmantes, con miles de personas todavía atrapadas entre escombros, y muchas más que necesitan asistencia urgente.

En un desarrollo paralelo, aviones de combate sirios y rusos han comenzado a bombardear Alepo, algo que no ocurría desde 2016. Estos ataques tienen como objetivo barrios controlados por grupos rebeldes, específicamente el salafista Hayat Tahrir al Sham (HTS), que durante los últimos días ha tomado el control de gran parte de la ciudad. La intervención rusa y siria ha sido vista como un intento desesperado de restablecer el control gubernamental, ante el avance rebelde de los últimos días.

Estas acciones militares alejan la posibilidad de una paz duradera, ya que los informes de derechos humanos indican que los rebeldes han tomado control de importantes instalaciones gubernamentales y cárceles. La comunidad internacional observa con creciente preocupación mientras que diversas organizaciones humanitarias alertan sobre un posible colapso total en la región.

Además, el líder de Hezbolá ha anunciado que cooperará con el Ejército libanés para implementar un acuerdo de tregua con Israel, que debería permitir un cese de hostilidades más prolongado. Sin embargo, la entrada en vigor de esta tregua ha estado marcada por acusaciones de violaciones por ambas partes, elevando aún más las tensiones en la región.

El panorama actual es sombrío. Con más de 44,363 muertos contabilizados en Gaza, incluido un claro número significativo de niños, y un flujo interminable de desplazados, la crisis humanitaria sigue profundizándose con cada ataque. La ONU continúa pidiendo un alto el fuego inmediato, pero hasta ahora no ha habido respuesta positiva por parte de los actores involucrados. Mientras tanto, en Cisjordania, la violencia sigue siendo alarmante con ataques recientes causando múltiples heridos, lo que indica que el conflicto aún tiene muchas fases por delante.