Los especialistas en cronobiología han enfatizado durante años la importancia de los paseos matutinos como un pilar fundamental para la salud. Los beneficios de estas actividades son numerosos: desde reducir la presión arterial hasta mejorar el metabolismo, aumentar la energía y optimizar la salud mental. Sin embargo, un aspecto crucial es la exposición a la luz solar, que actúa como un poderoso regulador de nuestros ritmos circadianos, lo que a su vez impacta significativamente en la calidad de nuestro descanso.

Este beneficio es especialmente relevante en la tercera edad. Según explica María José Martínez Madrid, coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la Sociedad Española de Sueño (SES), las personas mayores, especialmente a partir de los 60 años, suelen experimentar cambios en sus ritmos circadianos y en su sensibilidad a la luz.

Estos cambios son el resultado de alteraciones oculares que se producen con la edad, como un aumento en la densidad del cristalino, la reducción del tamaño de la pupila y una disminución en el número de fotorreceptores, lo que reduce la cantidad de luz que llega a la retina. Esta situación a menudo se agrava con la disminución de la movilidad, la reducción de las interacciones sociales y la escasa iluminación en los hogares, especialmente en áreas urbanas. Todo ello se traduce en patrones de sueño deficientes, caracterizados por dificultades para conciliar el sueño, despertares frecuentes durante la noche y, en general, una mala calidad del sueño.

Un estudio reciente de la Universidad de Surrey (Reino Unido), publicado en la revista GeroScience, desafía estas tendencias negativas a través de la luminoterapia, mostrando que la exposición a una lámpara de luz blanca enriquecida con luz azul en casa por la mañana puede mejorar significativamente el sueño de los adultos mayores.

Débora Constantino, investigadora y una de las autoras del estudio, señala: “Nuestro análisis mostró que pasar más tiempo al aire libre se asociaba con una mayor actividad diurna, además de horarios de sueño más tempranos. También encontramos que la exposición autoadministrada a luz enriquecida en azul por la mañana puede ser beneficiosa para los adultos mayores, ayudándolos a mejorar su descanso y a mantener patrones de actividad más buenos y regulares.”

Este análisis resalta la relevancia de la luminoterapia no solo en entornos controlados, como residencias y laboratorios, sino también en la vida diaria de los adultos mayores que viven de forma independiente, ampliando así sus beneficios prácticos en el hogar.

La luminoterapia puede ser especialmente valiosa para aquellos adultos mayores con movilidad reducida o que sufren trastornos del sueño. La implementación de esta terapia es sencilla, no invasiva y no farmacológica, convirtiéndola en una solución accesible y efectiva para mejorar la calidad del sueño y la actividad diurna.

“Es una solución fácil de implementar, asequible y efectiva para los adultos mayores”, afirma Constantino. En un contexto de aumento de la población envejecida mundialmente, identificar métodos de iluminación simples que alivien problemas comunes puede ayudar a reducir costos sanitarios y tener un impacto positivo más allá de los beneficios individuales para la salud.

Es importante destacar que esta terapia debe aplicarse únicamente por la mañana. El estudio reveló que la exposición a esta luz intensa por la noche puede empeorar los problemas de sueño, ya que interfiere con la producción de melatonina, dificultando su conciliación.

María José Martínez Madrid añade: “La exposición a la luz en la tarde-noche puede causar efectos adversos en la calidad del sueño. Esto puede resultar en una mayor latencia para dormir y menor eficiencia del sueño, efectos que se asemejan a los causados por el uso de pantallas digitales.”

Por lo tanto, optimizar la exposición a la luz enriquecida por la mañana podría ser una estrategia sencilla pero poderosa para ayudar a los adultos mayores a alcanzar un sueño reparador y, a su vez, mejorar su calidad de vida.