Aunque se ha hablado extensamente sobre la duquesa de Alba, muy pocos conocen en detalle su primera etapa de vida, la que brilla por su esplendor. Con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento, la periodista y escritora Ana Polo ha decidido resaltar ese legado invaluable que ha permanecido en la penumbra. «Cayetana fue un personaje cautivador, pero en sus últimos años, su imagen fue distorsionada por los tabloides y la controversia familiar», comenta Polo. Esta obra no es una biografía exhaustiva, sino un homenaje a sus años dorados.

En su libro titulado 'Cayetana Duquesa de Alba. Sus años de esplendor', publicado por Esfera de los Libros, Polo destaca la importancia de la duquesa y su padre, Jacobo Fitz-James, quienes defendieron la monarquía de los Borbones en tiempos difíciles. Jacobo, amigo cercano de Alfonso XIII, realizó incansables esfuerzos para asegurar el regreso de los Borbones a España, presionando al régimen de Franco. Cayetana convirtió su lujosa boda en una declaración de poder aristocrático, invitando a figuras influyentes de toda Europa y a la prensa internacional para hacer eco de la causa real.

A pesar de la muerte de su padre, la joven Cayetana se mantuvo como una aliada firme de los Borbones. Durante la formación militar de Juan Carlos en Zaragoza, Cayetana ofreció un refugio en el Palacio de Liria, donde organizó eventos públicos para mantener la presión sobre el régimen. Su amistad con la familia real se consolidó cuando, a petición de estos, se trasladó a Atenas para instruir a Sofía sobre el protocolo español.

Cayetana fue fundamental en la romanización de la modernidad en España, organizando el primer desfile de Dior en su Palacio de Liria, un evento benéfico que atrajo a importantes figuras internacionales y elevó la moda española. También fue una defensora de la obra de artistas como Picasso y Machado, ayudando a transformar el panorama cultural del país.

Además de su contribución al arte, Cayetana mostró un gran compromiso social, dedicándose a la educación y al bienestar de los niños desfavorecidos. Su labor abarcó desde la creación de becas hasta la promoción de la donación de sangre, donde su influencia ayudó a salvar numerosas vidas.

El legado de Cayetana no solo fue documentado por su esposo, Luis Martínez de Irujo, sino que continúa creciendo bajo la supervisión de Carlos Fitz-James Stuart, el actual duque de Alba. Polo resalta que “gestionar un patrimonio de 500 años de historia es una gran responsabilidad, y la familia parece estar en buenas manos”. La conexión entre Cayetana, su padre y su esposo fue profunda, y su trágica pérdida dejó una huella imposible de borrar en su vida.

Así que, más allá de las controversias y estereotipos, es hora de reivindicar la figura de esta extraordinaria aristócrata, cuya influencia y valentía fueron cruciales tanto en la historia de España como en el ámbito cultural y social. ¡Descubre cómo Cayetana de Alba dejó una marca indeleble en nuestro país!