Entretenimiento

¡Descubre el Taller de Rubens! El Artista que Revolucionó la Pintura con su Impresionante Máquina de Crear

2024-10-14

Autor: Ana

La famosa pregunta de si se puede vivir del arte ha encontrado una respuesta contundente en la figura de Pedro Pablo Rubens, el maestro flamenco del barroco. En el siglo XVII, Rubens no solo afirmó que sí se podía vivir del arte, sino que también creó un verdadero imperio artístico. Reconocido como el pintor más cotizado de su época y un favorito de Felipe IV, Rubens montó un taller que se asemejaba más a una fábrica, donde 20 ayudantes producían en conjunto la asombrosa cifra de 2.000 obras, de las cuales 1.500 se conservan hoy en día. Esto es especialmente notable considerando que cada pintura podía tardar hasta dos meses en completarse. Este impresionante proceso creativo ha sido celebrado en una nueva exposición en el Museo del Prado titulada 'El Taller de Rubens', inaugurada recientemente y disponible hasta el 16 de febrero de 2025.

El modelo de taller artístico que Rubens implementó se había utilizado desde finales del siglo XVI, pero él lo llevó a un nuevo nivel de producción y organización. Alejandro Vergara, el comisario de la exposición, menciona que su taller era un lugar vibrante, lleno de actividad y especialización, donde no solo se pintaba, sino también se comercializaban marcos y recursos necesarios para la creación artística. En aquella época, trabajar en manualidades y técnicas mecánicas era visto con cierto desprecio social, ya que tradicionalmente se asociaba a los esclavos, a pesar del prestigio que algunos artistas habían logrado durante el Renacimiento.

La exposición alberga alrededor de treinta obras y numerosos materiales y objetos del taller de Rubens, revelando la magnitud del trabajo que allí se realizaba. Rubens delegaba tareas, permitiendo a sus discípulos participar en todo el proceso creativo, desde la preparación de colores y bastidores hasta la intervención directa en los lienzos. Esta dinámica no solo aceleraba la producción, sino que también brindaba una oportunidad de aprendizaje continuo para los aspirantes a pintores. Vergara destaca que la técnica utilizada era minuciosa, con capas de pintura que requerían tiempo de secado, lo que permitía a los ayudantes y al maestro trabajar de manera simultánea en varios cuadros.

Entre los aprendices destacados de Rubens se encuentra Anthony van Dyck, quien llama la atención por ser mencionado explícitamente en la correspondencia de Rubens. Se sabe que Rubens rechazó hasta 100 solicitantes, prefiriendo a aquellos que ya contaban con experiencia en otros talleres. Aunque ya existían estudios de renombre anteriormente, como los de Rafael y Giordano, el taller de Rubens se destacó por su organización y el nivel de calidad, llegando a atraer miles de visitantes a su museo en Amberes.

Los trabajos realizados en el taller variaban en su autoría; algunos eran de la mano directa de Rubens, otros eran retoques suyos, y otros, realizados completamente por sus ayudantes. La muestra en el Prado incluye ejemplos de estos tres grupos, resaltando, por ejemplo, 'Saturno devorando a su hijo' como una de las obras más emblemáticas atribuidas a Rubens, y 'Demócrito, el filósofo que ríe', que es una creación del taller. Para realizar comparaciones más explícitas entre obras originales y copias, se exhibe también un retrato de Ana de Austria, donde se pueden notar las diferencias en la espontaneidad y el proceso de creación entre el original y la copia.

El mensaje es claro: aunque algunos trabajos puedan ser considerados como producciones del taller, todos eran firmados como resultados del nombre de Rubens, similar a un proyecto de diseño que lleva la marca del estudio aunque lo ejecute otro arquitecto. Sin embargo, esta comprensión no era del todo aceptada por todos los clientes, y figuras como Rubens se vieron obligados a lidiar con las expectativas y malentendidos de sus compradores. Algunas de sus respuestas escritas a estas quejas son particularmente reveladoras: "Nunca me explicó con claridad si lo que quería era un original completo o un cuadro del taller pintado por mí".

El rol de los ayudantes fue sin duda fundamental en la creación de la serie de 60 cuadros basada en 'Las metamorfosis' de Ovidio, un encargo de Felipe IV para decorar la Torre de la Parada. Uno de los cuadros más impactantes, 'Mercurio y Argos', captura el delicado momento en que el dios se apodera de su espada, llevando consigo la angustia y la emotividad características de Rubens. Esta capacidad para transmitir el dolor y la pasión en sus obras es lo que ha asegurado que su legado perdure a través de los siglos, convirtiéndolo en uno de los grandes maestros de la historia del arte.