Después del duro golpe en Montjuïc, el Borussia Dortmund encontró una manera de levantarse en su enfrentamiento contra el Bayern en el Allianz Arena. Tras caer en la ida de los cuartos de final de la Champions en Barcelona, el equipo de Niko Kovac necesitaba urgentemente un resultado positivo en 'der klassiker'.

Con un planteamiento renovado, Kovac optó por jugar con tres defensores y dos carrileros, realizando nada menos que cinco cambios respecto al partido anterior. Aunque la primera parte fue una lucha complicada, donde el Bayern dominó, el arquero Kobel se convirtió en el héroe inesperado al evitar que el marcador se moviera en su contra, con intervenciones clave ante las numerosas ocasiones de Kane y Sané.

Sin embargo, el Dortmund no se dejó amedrentar. En su primera oportunidad clara del partido, Maximilian Beier aprovechó un exquisito centro de Ryerson y marcó con un cabezazo que dejó a todos boquiabiertos. A partir de ahí, el encuentro se tornó caótico y emocionante.

Gnabry, que había sido introducido por Kompany apenas unos minutos antes, empezó a brillar. Con una gran jugada personal, asistió a Guerreiro para el 1-1 y luego se anotó un golazo con un espléndido eslalon para poner al Bayern en ventaja. No obstante, la locura del partido no se detuvo allí; Guirassy demostró su calidad con una acrobacia impresionante en el área, permitiendo que Anton igualara el resultado.

En un final frenético, el marcador no se movió más, dejando a ambos conjuntos con un empate (2-2) que, aunque no favorece al Dortmund en la clasificación, les devuelve algo de moral de cara a su próximo encuentro contra el Barcelona.

Con una segunda mitad llena de emociones y goles, el Dortmund ahora lleva consigo la esperanza de revertir su suerte en la Champions.