El herpes zóster, conocido también como culebrilla, es una enfermedad viral que se origina a partir del virus de la varicela. Aunque muchas personas creen que una vez superada la varicela no volverán a enfrentarse a sus efectos, este virus puede reactivarse años después, causando un dolor agudo y molestias que pueden ser devastadoras.

En Galicia, cada año se diagnostican más de 11.000 casos de herpes zóster, y muchos de los afectados describen su experiencia como un verdadero calvario. Una de las opiniones más impactantes proviene de una paciente que declaró: “Fue el dolor más grande que tuve en mi vida, mucho peor que un parto.” Esta frase ha resonado con otros que han sufrido la enfermedad, evocando la intensidad del dolor neuropático que acompaña al herpes zóster.

Los síntomas incluyen erupciones cutáneas, picazón, y un dolor punzante que puede durar semanas, e incluso meses. Además, el herpes zóster puede llevar a complicaciones graves, como la neuralgia postherpética, que provoca un dolor persistente incluso después de que las lesiones han sanado. El impacto emocional y psicológico es igualmente significativo, ya que la enfermedad puede afectar la calidad de vida de quienes la padecen.

Desde campañas de vacunación hasta tratamientos antivirales, existen varias formas de mitigar el riesgo y los efectos de esta enfermedad, pero es esencial la concientización sobre sus síntomas y su tratamiento. Los expertos sugieren que quienes hayan tenido varicela deben informarse sobre el herpes zóster y considerar la vacunación para reducir el riesgo de reactivación del virus.

No se debe subestimar el herpes zóster; es más que una simple erupción cutánea. Es crucial entender sus implicaciones para recibir atención médica adecuada y oportuna.