¡El nuevo tropiezo de Feijoo! La estrategia de europasación del PP ante Sánchez falla estrepitosamente
2024-11-24
Autor: Carlos
La incertidumbre se ha apoderado del Parlamento Europeo en las últimas semanas, especialmente después de que el Partido Popular Europeo decidera levantar el veto a la socialista Teresa Ribera para que asuma el cargo de vicepresidenta de la Comisión Europea. A pesar de los intentos de los populares españoles por retrasar su ratificación, logrando ganar unos días, se han quedado aislados dentro de su propia familia política en la Eurocámara.
Esta situación marca un nuevo capítulo en la fallida estrategia del PP, liderado por Alberto Núñez Feijoo, de llevar su oposición a la gestión de Pedro Sánchez a los foros europeos. La serie de fracasos incluye iniciativas que han ido desde la oposición al Plan de Recuperación hasta la crítica al nombramiento de Juan Carlos Campo en el Tribunal Constitucional. Esto pone de manifiesto un patrón: el intento de los populares de desacreditar al Gobierno español en el ámbito europeo no ha funcionado como se esperaba.
El último revés de esta saga es la candidatura de Ribera, que ha dejado al PP en una situación de soledad al votar en contra o abstenerse en el nombramiento del Colegio de comisarios la próxima semana. A pesar de esto, Feijoo intentó mantener una postura firme en Caravaca de la Cruz, argumentando que la decisión de Sánchez de votar a favor de Ribera es una falta de respeto hacia los ciudadanos de la Comunidad Valenciana y de España.
Dentro del entorno de Feijoo, el sentimiento es de resignación, convencidos de que Ribera tenía su candidatura asegurada. Sin embargo, reconocen el 'ruido' que han creado en el proceso. Aseguran que han amplificado el mensaje, logrando que Ribera esté en el centro de la atención mediática europea, aunque esto no ocultará la realidad de su soledad en el Parlamento Europeo.
La crítica sistemática del PP al Plan de Recuperación español, que comenzó bajo el liderazgo de Pablo Casado, ha continuado con su sucesor, Feijoo. Durante su visita a Bruselas, el actual presidente del PP criticó abiertamente reformas necesarias para liberar los fondos de recuperación, incluso cuando las instituciones comunitarias ya habían dado su visto bueno.
Otro punto de conflicto ha sido el nombramiento de Juan Carlos Campo. La oposición del PP en este aspecto fue recibida con indiferencia por las autoridades europeas, que consideraron que en la política belga se exige experiencia política para ciertos cargos, lo que contradice la visión del PP.
En relación a la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el PP jugó un papel crucial en la mediación que permitió desbloquear más de cinco años de parálisis. Sin embargo, las demandas iniciales del partido no fueron completamente atendidas y se produjo una oportuna declaración de la Comisión, que siempre advirtió sobre la necesidad de abordar primero la renovación del CGPJ antes de pasar a la reforma.
La cuestión de la amnistía a los encausados por el procés también fue objeto de debate en el Senado español. A pesar de las críticas del PP, el análisis de la Comisión de Venecia sobre la constitucionalidad de esta medida no favoreció sus intereses. Se llegó a un resultado que desbarató la estrategia del PP, que deberá esperar la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea para conocer el verdadero impacto de sus críticas.
La estrategia del PP de llevar asuntos internos a Europa ha generado descontento entre otros partidos políticos, especialmente aquellos de tendencia progresista. Eurodiputados como Iratxe García y Valentina Palmisano han comentado lo inapropiado de trasladar conflictos locales al ámbito europeo, señalando que esto no solo perjudica la imagen de España, sino que también ahoga el funcionamiento de las instituciones comunitarias.
La situación actual del PP deja claro que la táctica de Feijoo de intentar europasificar su oposición podría estar debilitando su posición tanto a nivel nacional como internacional. Con la mirada puesta en las próximas elecciones, la falta de unidad y la estrategia errática podrían poner en peligro sus aspiraciones a la Moncloa.