Un conocido dicho del mundo bursátil nos recuerda que las ganancias se obtienen lentamente, pero se pierden rápidamente. Este es el caso de 2025: las mayores fortunas del planeta han sentido cómo la euforia inicial tras la victoria de Donald Trump ha sido reemplazada por una intensa corrección en Wall Street. Aunque esto no ha constituido un desplome total, el impacto ha sido significativo, y cientos de miles de millones de dólares se han desvanecido en cuestión de semanas debido a la guerra comercial y la incertidumbre económica que trae consigo la nueva administración republicana.

La lista de Bloomberg de los diez más ricos del mundo revela a los más afectados por esta caída: Elon Musk, que a pesar de tener 310.000 millones de dólares, ha perdido la asombrosa suma de 175.000 millones desde su pico en diciembre, un descenso del 56%. A este le siguen Mark Zuckerberg, que ha visto disminuir su fortuna en 53.000 millones, y Jeff Bezos, con una pérdida de 43.000 millones, ubicándose respectivamente en el tercer y segundo lugar del ranking de riqueza.

Juntas, las pérdidas de otras figuras prominentes del sector tecnológico, como Steve Ballmer de Microsoft (-18.000 millones), Sergey Brin y Larry Page de Alphabet (-31.000 y -33.000 millones, respectivamente), y Larry Ellison de Oracle (-39.000 millones), suman un total de 392.000 millones de dólares evaporados. Esta cifra es comparable a dos veces y media el valor en bolsa de Inditex.

Mientras tanto, algunos inversores como Warren Buffett con Berkshire Hathaway y Bernard Arnault de LVMH logran resistir mejor las tormentas financieras. Buffett ha reducido su exposición a la bolsa, acumulando niveles récord de liquidez que ha empleado en comprar activos más seguros. Por su parte, Arnault se ha beneficiado de la preferencia reciente de los inversores por las empresas europeas, que han tenido un comienzo de año más rentable en comparación con sus homólogos estadounidenses.

La pregunta que muchos se hacen es: ¿por qué los magnates tecnológicos son los más castigados? Cuando las expectativas económicas son altas, los inversores tienden a buscar acciones de crecimiento, sobre todo en el sector tecnológico, cuyas valoraciones a menudo son especulativas. Pero cuando hay temor a una recesión, estas son las primeras en caer. El índice Nasdaq ha perdido casi un 8% en los últimos meses, afectando notablemente a la riqueza de los multimillonarios; ocho de los diez más ricos tienen vínculos con el sector tecnológico, desde Amazon hasta Nvidia.

No obstante, no todo el ajuste puede ser atribuido a las políticas de Trump. Las excesivas valoraciones en el sector tecnológico ya eran un tema de debate antes de su llegada a la Casa Blanca. También es tradicional que ocurra una corrección cuando el mercado ha subido de forma demasiado rápida.

El fenómeno de Musk

La caída de las acciones también tiene repercusiones más allá de los inversores ricos, ya que millones de estadounidenses tienen sus ahorros o pensiones vinculados a Wall Street. Sin embargo, el desplome de Tesla y la consecuente pérdida de riqueza de Elon Musk han generado cierto alivio en sus detractores. Su alineación política con Trump y sus recientes decisiones, incluyendo despidos masivos, le han ganado enemigos. Recientemente, el gobernador de Minnesota, Tim Walz, bromeó en un mitin sobre lo contento que estaba al ver cómo la cotización de Tesla caía constantemente.

La situación de Musk es verdaderamente paradójica. Aunque su relación con Trump le ha otorgado más poder del que ha tenido nunca, su empresa Tesla pierde reputación y competitividad frente a rivales como BYD, que ha desarrollado una nueva tecnología que permite cargar un auto eléctrico en solo cinco minutos. Esto, sumado a su controvertida imagen pública, pone en riesgo su imperio y su fortuna.