El PSOE se encuentra en un momento crucial mientras se prepara para celebrar su 41º congreso entre el viernes y el domingo en Sevilla. Abdón Mateos, catedrático de Historia Contemporánea y autor especializado en la historia del PSOE, resalta que aunque el congreso tiene lugar bajo el gobierno y el liderazgo de Pedro Sánchez parece claro, hay una burocracia interna y una política nacional e internacional adversas que ponen en jaque al partido.

Desde su historia reciente, el PSOE ha experimentado cambios significativos: desde la ruptura democrática en 1976 hasta la legalización del matrimonio homosexual en 2005. Sin embargo, nunca antes se había encontrado en un contexto de emergencia por el auge de la extrema derecha como el actual. Con partidos ultraderechistas cobrando fuerza en Europa, como en Italia y Hungría, el PSOE se siente acorralado.

Las encuestas muestran un panorama sombrío, donde los socialdemócratas están retrocediendo en Europa. En países como Alemania y España, sus apoyos son mínimos, y el futuro político de líderes como Olaf Scholz es incierto. Jorge Tamames advierte sobre un 'ciclo destituyente', alimentado por las consecuencias de la pandemia y la inflación, que podría desestabilizar aún más al partido.

La presión también se siente a nivel nacional. Las tensiones entre los socios de gobierno son palpables: Sumar contra Podemos, ERC contra Junts, y otras alianzas que generan incertidumbre y conflicto dentro de la legislatura. Estos desacuerdos han llevado a que las encuestas predigan un retroceso de la izquierda alternativa, esencial para mantener al PSOE en el poder.

Aún con estos problemas internos y externos, el congreso tiene el potencial de ser un punto de inflexión. Algunos expertos, como Manuel Escudero y Diego López Garrido, sugieren que no se puede tener un enfoque introspectivo; la situación demanda una postura proactiva y una recuperación de la agenda progresista, especialmente frente a la amenaza del extremismo.

Comenzando una 'nueva era', según Escudero, el PSOE debe proyectarse más allá de las fronteras españolas y establecerse como un referente socialdemócrata a nivel europeo. El énfasis en políticas de inmigración más inclusivas podría ofrecer una perspectiva que distinga al PSOE de las políticas restrictivas que dominan la UE. Sin embargo, la falta de un plan claro y coherente para abordar problemas globales es motivo de dudas.

Ruth Ferrero plantea un dilema clave: ¿deben mirar hacia el centro moderado o hacia la izquierda más radical? Con la polarización política en ascenso, la clave podría estar en centrarse en asuntos tangibles como vivienda, igualdad y cambio climático, mientras se defienden los valores democráticos ante el avance de la ultraderecha.

La preocupación se agranda ante la posibilidad de que el argumento del miedo hacia la ultraderecha ya no tenga el mismo impacto que en el pasado. La experiencia de otros países europeos y el desgaste del PSOE frente a estas dinámicas políticas hacen que el futuro del partido se dibuje incierto. La tarea que tienen por delante es compleja, y depende de la habilidad del liderazgo para navegar por estas turbulentas aguas. ¿Logrará el PSOE hacer frente a esta adversidad o se verá arrastrado por la marea de la extrema derecha? Solo el tiempo lo dirá.