En el complejo entramado del fútbol español, la figura de Salvador Gomar, presidente de la territorial valenciana de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), se ha vuelto central en los últimos días. Conocido por su carácter cambiante, Gomar ha enfrentado una presión creciente que lo ha empujado a reconsiderar su posición en un ambiente repleto de conflictos internos y luchas de poder. Este semana, Gomar se encontró en una situación inesperada que podría cambiar el curso de su futuro.

La tensión se acumuló tras varias reuniones donde los presidentes autonómicos hicieron frente al liderazgo de Pedro Rocha en la Comisión Gestora. Sin embargo, el momento decisivo llegó en una reunión tensa con Rafael Louzán, otro candidato, en un restaurante madrileño. Durante la conversación, Gomar increpó a Louzán sobre su inhabilitación, solo para recibir una respuesta que lo dejó marcado: "Bueno, tú también tienes lo tuyo...". Esta frase fue un claro recordatorio de que las luchas de poder a menudo traen consigo secretos del pasado que podrían perjudicar a cualquiera de los involucrados.

A pesar del malestar tras el careo, Gomar recibió un respaldo inesperado de Pablo Burillo, barón de Castilla-La Mancha, quien le ofreció apoyo y ánimo. Juntos, comenzaron a concebir una estrategia para afrontar la creciente oposición. La situación se complicó más, con amenazas de impugnar la candidatura de Louzán, lo que podría haberle dado a Gomar una oportunidad de reestructurar su enfoque.

Conforme el panorama se avivó y los opositores comenzaron a mostrar interés en apoyar a Gomar, la presión se intensificó. Por otro lado, Juanma Morales, un candidato outsider, emergió como una figura con potencial para unir fuerzas en medio del caos. Gomar y su círculo cercano empezaron a recolectar avales secretamente, impulsando su posición en la carrera.

Cabe destacar que Gomar no solo estaba lidiando con conflictos internos, sino también con el impacto de la DANA en su comunidad, lo cual lo mantenía preocupado por la falta de apoyo de la RFEF para la reconstrucción de las instalaciones deportivas en Valencia. Su frustración por la lentitud de la respuesta de la federación añadía otro nivel de complejidad a sus decisiones.

Finalmente, la convergencia de estas interacciones llevó a Gomar a consolidar su posición. Con la ayuda de Burillo y otros aliados, comenzó a asegurar el apoyo que necesitaba para desafiar abiertamente a Louzán y otros competidores. De este modo, el 'tobogán' emocional de Salvador Gomar parece girar hacia una dirección más favorable, mientras intenta navegar por las turbulentas aguas del balompié español.