Un caso escalofriante ha sacudido a Cataluña, revelando la ominosa influencia del crimen organizado mexicano en la región. Las autoridades han desentrañado un secuestro asociado con un asesinato, que ha dejado a la comunidad en estado de shock. La historia comienza con una mujer que sigue recibiendo comunicaciones de sus captores, a pesar de la muerte de su esposo, quien fue asesinado tras llegar a Sant Andreu de Llavaneres, cerca de Barcelona, el 31 de mayo. El hombre, que había estado en Italia, fue obligado a pagar un rescate de 240.000 euros, un rescate que no se materializaría nunca.

El 22 de octubre, la policía, en colaboración con los Mossos d’Esquadra, detuvo a Pablo L. A., un hombre de 51 años que se encontraba en silla de ruedas y es considerado el líder de una organización criminal involucrada en la distribución de metanfetamina. Este individuo ya había sido acusado de delitos relacionados con el lavado de dinero para el infame cártel de Sinaloa hace dos décadas.

La víctima, de 46 años, viajaba a España con la intención de cerrar un negocio de perfumes, pero sus planes tomaron un giro fatídico. Se había citado en un restaurante mexicano en el pueblo, donde la esposa de Pablo L. A. trabaja. La última comunicación del hombre fue con un primo, a quien le confesó que había sido atacado por un grupo de hombres. Tras esta llamada, la siguiente noticia que recibió su familia fue una foto perturbadora que mostraba su estado crítico como prueba de vida, señalando la brutalidad de sus captores.

La investigación reveló que, efectivamente, su desaparición coincidía con problemas relacionados con el narcotráfico. Pablo L. A. acusaba a la víctima de haber perdido una sustancia que se sospecha era metanfetamina. La trama se complicó cuando se descubrió que la organización utilizaba un laboratorio improvisado para extraer la droga de ropa y calzado importados de México, evidenciando la sofisticación y el alcance de estas redes criminales.

La reconstrucción del viaje del hombre desde Italia reveló que transitó por varios puntos, llegando a Sant Andreu el 31 de mayo. Sin embargo, los investigadores creen que fue asesinado antes del 2 de junio. Su vehículo fue encontrado días después con su cadáver, empeorando la angustiosa situación de su familia. El trabajo conjunto entre diferentes cuerpos de policía fue crucial para desmantelar la organización y resolver el caso.

Las amenazas continuaron, desatando un torrente de llamadas al entorno de la mujer, que culminaron en la transferencia de 32.000 euros a una cartera de criptomonedas, lo que subraya la desesperación y miedo que imperaba en su familia.

La pesadilla llegó a su fin cuando el 22 de octubre, policías de elite llevaron a cabo una redada en varias propiedades relacionadas con Pablo L. A., donde encontraron un laboratorio clandestino de metanfetamina y numerosas evidencias que incriminan a los responsables. En total, se arrestaron a 14 personas vinculadas con la organización.

Desafortunadamente, dos días después de los arrestos, el desgarrador momento llegó: la mujer conoció la cruda verdad sobre su esposo en la sede de los Mossos d’Esquadra. Este trágico episodio ha evidenciado la necesidad urgente de combatir la amenaza del narcotráfico no solo en México, sino también en Europa. La comunidad se enfrenta a un llamado a la acción para detener el avance del crimen organizado que en este caso se manifiesta con una brutalidad inimaginable.