Un juez ha abierto una investigación sobre doce hinchas del Real Oviedo que comparecieron esta mañana en los juzgados de Oviedo, todo relacionado con los disturbios que ocurrieron en Cornellà antes del decisivo partido de vuelta del play-off entre el Espanyol y el Oviedo.

En una impresionante operación, la Policía Nacional, junto con los Mossos d'Esquadra y con el apoyo de LaLiga, detuvo a un total de diecisiete radicales de ambos equipos implicados en los violentos eventos que se desarrollaron en Barcelona el pasado 23 de junio. De los aficionados identificados, cinco pertenecen al grupo ultra Symmachiarii del Oviedo, y ayer fueron arrestados, como adelanta LA NUEVA ESPAÑA. Luego de declarar, fueron puestos en libertad, pero se les impide acercarse al estadio Carlos Tartiere durante los días de partido y a cualquier otro estadio donde juegue el equipo.

Los hechos se remontan al 23 de junio, un día fatídico que dejó un aficionado carbayón gravemente herido, con una rotura de peroné y una brecha significativa en la cabeza. Otros heridos, temiendo represalias, optaron por el silencio y decidieron no recibir atención médica. De los diecisiete detenidos, cinco eran del Oviedo y doce del Espanyol, y se registraron daños significativos en los bares de la zona que se vieron afectados por la violencia.

El conflicto se originó cuando el Real Oviedo luchaba por el codiciado ascenso a Primera División. Según la Policía Nacional, varios hinchas radicales del Oviedo se encontraban relajándose en la plaza de la Sardana antes del encuentro. Sin embargo, lo que empezó como una celebración se tornó en caos cuando se encontraron casualmente con fanáticos del Espanyol en los alrededores del paseo de los Ferrocarrils, camino al estadio. Durante la pelea, se emplearon objetos contundentes, tales como botellas, sillas y vasos, y el conflicto se extendió a una zona comercial cercana, arrastrando también a personas ajenas a la situación. Para contener el desborde, los Mossos d’Esquadra intervinieron con carga contra los hinchas que participaban en esta turba descontrolada.

Este triste episodio no solo pone en entredicho la seguridad de los eventos deportivos en España, sino que además abre un debate sobre las medidas necesarias para prevenir tales altercados en el futuro. La violencia en el fútbol español sigue siendo un tema preocupante, y la comunidad espera que se tomen cartas en el asunto para proteger a todos los aficionados.